lunes, 8 de julio de 2013




     Por causas que desconozco la última semana me ha sido materialmente imposible subir nada a mi blog. Intenté varias veces, días distintos, pero siempre fue un fracaso. Mi antigüedad intrínseca hace que escriba en papel o en el ordenador ante de subir al blog cualquier texto, por lo que mi ejercicio de llevar mi diario de exorcismos varios transcurrió sin pena pese a la indescifrable problemática que me impidió proyectar en el ciberespacio mis pensamientos. Pero ahora que puedo retornar al ruedo prefiero seguir para adelante y no subir lo que para mí ya es viejo. Avanzamos, como de costumbre.






     Dispuesta a redondear en los próximos días mi serie Silk Road para, con tiempo, aprontar su traslado a España para la muestra en Febrero del 14, estoy tratando de dedicar el tiempo que puedo a pintar cuatro obras en simultáneo. Pequeñas, sí, pero, de cualquier manera, cuatro obras paralelas es un desafío a mi capacidad de concentración y a mi incapacidad de dispersión continua. Me había dispuesto a simplificar (¡ja! escucho la risa de mis tres hienas por detrás), y había sacado del fondo del armario un set de magníficas acuarelas inglesas. Un par de trabajos traslúcidos, acuosos, de siluetas esbozadas con cálida sensualidad. Sencillo y, dentro de lo que me es posible, rápidos. Pero el revivir el placer que me provocó volver a la acuarela no fue suficiente para vedar mi pulsión hacia los experimentos varios. Y esas obras sencillas se complicaron y sigo enredada en mixturas complejas que en un instante y por un mínimo error de cálculo arruinan un trabajo de semanas y a empezar otra vez.






     Me justifico con el argumento de que pretendo la textura untuosa que imagino propia de oriente. Mis odaliscas no pueden ser simples, deben ser ricas en color y en promesas sensoriales, exuberantes desde su factura, una invitación al derroche de los sentidos. Y esa búsqueda “conceptual” me da justificativo suficiente para perderme en prueba y contraprueba, en “veladuras” falsas gracias a lacas y barnices para superponer una sobre otras distintas técnicas que puedan después, en un vistazo conjunto, prometer todas las posibilidades. Mi Silk Road propende al todo.



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