En estos días
negros, de desazón e incertidumbre, parafraseando a Joaquín Sabina, uno se pregunta ¿a dónde huir cuando ya no quedan
islas para naufragar?
A Finis
Terra, claro. Y entonces Finis
Terra se convierte en el refugio de color y de líneas que se
enredan en la obra que tenemos entre manos.
Avances de un pésimo miércoles en una semana que arrancó fatal y augura
terminar peor…
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