Vida
real de artista – Día 12, cuenta
regresiva bis
Entre el ir y venir de estos días, que
esto no se puede, que aquello es imposible, lo otro no llega a tiempo y eso ¿dónde
está?, surgió como tarea extra para el hogar el alistar Carpe Diem
para que se integre al sector de Pandemia - El Inicio
en la Casa. Nos reencontramos después
de casi un año; yo la había remitido a Mar del Plata para que siguiera
camino a una muestra en Italia -que la peste canceló- y ahora volvió a mis
manos para acompañarla a Punta del Este y que desde ahí arranque su camino a Europa. Como hasta ahora deambuló enrollada, se trata de
acomodarla para un traslado fácil y una cuelga práctica y rápida, sin riesgos de
estrago.
Claro, ¡que fácil! Pero la verdad es que hemos montado de ese modo
en el pasado a otras obras viajeras. El
oficio tiene eso de bueno: prueba y error es un método infalible para aprender
la realidad de las cosas. Bistro
de Paris fue y vino de Venecia sin grandes complicaciones entre
dos placas de acetato cristal y cartón de passepartout, todo sujeto con
tornillos de espejo. Y se vió muy bonita
en la cuelga de la galería The Room
Contemporary Art Space:
Y todo se recicla. Bistró de Paris irá a un sobre
de papel y a resguardo hasta otra oportunidad y Carpe Diem se
sumergirá en su sostén casero de cuelga para empezar a mostrarse físicamente:
Y allá va con el resto de las obras que cruzarán
conmigo el Rio de la Plata.
¿Cómo? Amontonadas, claro, contra
toda lógica espacial, como en el mítico camarote de los Hermano Marx en Una
Noche en la Ópera. Todo debe
entrar en un auto. Claro. Será cuestión de acomodarse con buena voluntad...
No hay comentarios:
Publicar un comentario