jueves, 7 de abril de 2022

 


     Empezamos otra vez.  Me conquistó no la mirada (sugerente e intensa) sino el turbante, que no dibujo acabadamente pero que saboreo por adelantado las posibilidades de exceso que me dará su composición.















 

     Me empecino con un cartón entelado viejo y con dos previas inconclusas, que tapo con servilletas de papel con lunares rojo.  No adhieren bien y auguran un pastiche inestable, pero sigo y monto encima mi retrato.  Trato de asegurar el soporte con unos círculos cortados de una bolsita de papel de una chocolatería. 

 
















     Y unificamos en parte el pegoteo endeble trazando unas letras.  Mientras que me gusta el conjunto el papel se sigue despegando.  ¿A quién se le ocurren servilletas como papel base?  A alguien que tiene ganas de perder el tiempo trabajando sobre un soporte que no va a resistir ni las mixturas y ni el manoseo.  Así somos.

 




































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