Sigo componiendo Postalitas. Doce por veinte de remanentes de papeles varios, restos de otros asuntos que merecen su momento de protagonismo. Concebidas con la misma pasión y cuidado en el detalle que obras de mayores dimensiones, mixturizando soportes y técnicas y permitiendo que el fuego intervenga en la composición.
¿Por qué esta opción diminuta de mis obras habituales? Porque permite compartir con el espectado el juego creativo por fuera de las reglas habituales del mercado del arte. Las Postalitas pueden remitirse fácilmente por correo postal, llegar a extremos impensados del planeta sin riesgos ni grandes costos, y pueden ser la opción propicia para aquel que quiera iniciar su colección de arte sin necesidad de grandes esfuerzos económicos. El arte (de cualquiera de los dos lados del mostrador) es caro. Pero mis Postalitas no lo son, aunque más no sea por puro espíritu de contradicción.
Cada Postalita
es una obra de arte original, única y exclusiva, que condensa en su pequeña
superficie todas las vivencias de quién ha abocado toda su vida a las
naderías del arte (Borges dixit). Aspiro que cada Postalita
sea el inicio de la oportunidad de disfrute de quién resulte su destinatario
final. Postales desde Finis Terra. Postalitas de cordial saludo para
quién se apronte a recibirlas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario