El corazón intermitente
Mixtura sobre papeles intervenidos con fuego, 35X50
cms.
“…el que alabó la amistad como uno de los más antiguos rasgos argentinos
y se consideró siempre afortunado tanto por haber vivido en función y alrededor
de ciertos escogidos, como por haber carecido de enemigos.”
Silvia Rins, El penúltimo infierno de Borges
“La vida de Victoria Ocampo es un ejemplo, un ejemplo de hospitalidad.
Esa hospitalidad la llevó a recibir tantas culturas, tantos países a través de
su memoria llena de versos en diversos idiomas. No siempre estábamos de
acuerdo. Ella cometía para mi la herejía de preferir Baudelaire a Hugo y yo
cometía para ella la herejía de preferir Hugo a Baudelaire. Pero nuestras
discusiones eran discusiones gratas. Yo no recuerdo que ella cometiera el error
común, que yo suelo cometer, de admirar a alguien contra alguien. No, era
fundamentalmente generosa. Si admiraba a un escritor no lo admiraba contra los
demás escritores. Ella no admiraba a Baudelaire contra Hugo o contra Verlaine,
no, era mucho más sabia que yo. Yo suelo tender al fanatismo y ella no lo
tenía. El recuerdo de Victoria Ocampo me acompañará siempre. Yo no era nadie,
yo era un muchacho desconocido en Buenos Aires, Victoria Ocampo fundó la
revista Sur y me llamó, para mi gran sorpresa, a ser uno de los
socios fundadores. En aquel tiempo yo no existía, la gente no me veía a mí como
Jorge Luis Borges, me veía como hijo de Leonor Acevedo, como hijo del Dr.
Borges, como nieto del coronel, etc. Pero ella me vio a mí, ella me distinguió
cuándo casi no era nadie, cuando yo empezaba a ser el que soy si es que soy
alguien todavía… (…) Y ahora sólo me resta decir que es importante honrar a
Victoria, pero que es más importante ser dignos de aquella alta memoria de
Victoria Ocampo. Debemos tratar de continuar su labor, debemos tratar de
interesarnos no en un solo país, en un solo proceso histórico, sino iniciar esa
aventura imposible y generosa de la humanidad, debemos interesarnos en el
universo.” Jorge
Luis Borges, Sur, Buenos Aires, N° 349, enero-junio de 1980
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