“La democracia, ese abuso de la estadística.” Jorge Luis Borges
Umberto Eco, El Péndulo de Foucault, op.cit. pág. 792
“Conclusión, nosotros inventamos un Plan inexistente y Ellos, no sólo se lo tomaron en serio, sino que también se convencieron de que hacía mucho tiempo que formaban parte de él, o sea que tomaron los fragmentos de sus proyectos, desordenados y confusos, como momentos de nuestro Plan, estructurado conforme a una irrefutable lógica de la analogía, de la apariencia, de la sospecha. Pero si se inventa un plan y los otros lo realizan, es como si el Plan existiese, más aún, ya existe. (…) El que sucumbe ante una conspiración cósmica no tiene por qué avergonzarse. No es un cobarde, es un mártir.”
Umberto Eco, El Péndulo de Foucault, op.cit. pág. 792
Ha surgido la oportunidad de participar en una muestra en España para noviembre. Cuatro artistas, 7 metros lineales cada uno. Fantástico. A estas alturas, participar de un evento de esas características tendría que ser coser y cantar. Ya aprendí a montar muestras, una más es rutina. Pero obviamente, no es así. Primera cuestión: hoy por hoy en Argentina vivimos con el cepo cambiario, por lo que por un lado conseguir euros para cubrir los costos es como conseguir kriptonita y girar el dinero fuera del país tan sencillo como trasladarse a la luna caminando.
Pero por supuesto yo soy argentina de quinta generación y con la ciudadanía te viene la invulnerabilidad a gobiernos absurdos e inconstitucionales (si son garantías constitucionales la protección de la libertad y del patrimonio ¿porque no puedo comprar con mi dinero lo que se me ocurra -euros verbi gratia- para cubrir una exposición de mi trabajo artístico?) y la obstinación creativa para encontrar una salida “original” a la imposición despótica.
El “lo atamos con alambre” criollo que se te mete mientras aprendés el Himno en la salita de cinco.
No es lo mío una apología de la trampa, es sencillamente instinto de supervivencia. Si uno hubiera dejado de hacer cosas porque los mamarrachos gobiernos de turno nos lo prohibían… Ahora nuestra faraona vernácula decide que “democratizar” la justicia es impedir que se realicen medidas cautelares cuando el Estado Nacional vulnera los derechos constitucionales de los ciudadanos. ¿Qué nos queda? ¿La resignación? No. La trampa.
Yo podría (es mi negocio diario, al fin y al cabo) entablar un pleito para que se me permita obtener divisas extranjeras a fin de sacar mis obras del país y montar una muestra plástica en España. Supongo que ganaría el juicio, claro que al cabo de seis u ocho años. La muestra es en noviembre, en unos cinco meses. Para que malgastar tiempo y energía. Si los gobernantes en su infalible sabiduría consideran que mi intento de cambiar el dinero que gano trabajando como burro por euros para poder realizar una muestra plástica en España implica alta traición, un desmedro irreparable a las reservas nacionales y un signo de mi afición al imperialismo de los Grandes Enemigos de la Patria, bien, problema de ellos. Yo voy a seguir en mis treces intentando hacer lo que he intentado hacer siempre: mostrar mi trabajo. Como sea y aunque cueste mas trabajo de lo razonable.
Y ahí estamos, en la primera fase del proyecto: viendo como 1) conseguir euros; 2) girarlo fuera del país.
A la cuestión 1) la respuesta es sencilla. A caminar por Lavalle o por Florida y a elegir el “arbolito” que mejor precio haga. Por supuesto, pagando un 60% más que el valor de las divisas que el gobierno dice que éstas tienen. Pero a este gobierno nadie le cree nada así que poca importancia tiene el punto.
La cuestión 2) está dándome más quebraderos de cabeza. Transferencia bancaria: un proceso kafkiano. La pobre empleada del banco me dijo que volviera en dos días que iban a pedir a la casa central los formularios (si existían todavía) para ver que documentación había que presentar para evaluar que operatoria vigente se podía aplicar. Claro que después tenía que pedirse permiso a la Afip y ver si ellos habilitaban la transferencia de fondos al exterior. Pero que seguro iba a ir en pesos argentinos. ¡Ja! En Europa ¿quién los va a aceptar?
¿WesternUnion? No, de momento no se puede girar ni a los países limítrofes. ¿Giro postal? La empleada del Correo (estatal) se me rió en la cara.
Muy bien. Entonces pensemos. Yo no puedo enviar dinero por correo postal porque es ilegal. Sólo puedo mandar objetos que no sean peligrosos, ni ilegales, ni tóxicos ni inflamables ni explosivos. En la sucursal hay un cartel con dibujitos que lo explica. Habitualmente yo uso mucho el correo postal porque soy filatelista y suelo comprar sellos en dispersiones en distintos lugares del país y del exterior. Es fácil enviar algo pequeño como las estampillas. Es legal. Aun cuando algunas son muy valiosas, no hay inconveniente (por ahora). Si me dedicara a la numismática se complicaría un poco, no mucho, ya que deberían hacerse los envíos por pequeñas encomiendas. ¿Y si colecciono billetes? Un billete de colección es un objeto. Un objeto no peligroso, no tóxico, no inflamable, no explosivo. Yo puedo coleccionar lo que se me ocurra, ¿quién puede limitarme ese derecho? Creo que voy a ampliar mi gusto por la colección de billetes, la notaphily. Veré si la galería española comparte esa afición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario