viernes, 28 de junio de 2013




     Mi vida “civil” es ciertamente una vida mentirosa. Aunque sea absolutamente auténtica. Y en este caso algo verdadero puede ser completamente falso. ¿Qué marca la diferencia? Obviamente: la pasión. Cuando uno realiza lo que sea movido por la pasión, esa acción es visceralmente real. Todo lo demás es hecho porque debe ser hecho, por obligación o aun por lealtad. Pero es menos real que lo otro y se aproxima peligrosamente a la farsa. Aunque el resto no se percate (para el otro es una realidad lógica y conveniente, ¿por qué cuestionarla?), uno sabe que está en territorio paralelo, cierto, concreto, pero mucho más intrascendente. Pura rutina y acción refleja. Y no niego que en esa otra dimensión no haya momentos de intenso placer o diversión. Pero todo suavecito, superficial, sin dejar huellas. Es en la otra vida, en la que todo funciona a fuerza de intensidad, vértigo y adrenalina, en donde uno puede sentirse concretamente uno mismo. Vivo y real.






     La conciencia permanente de estar desperdiciando tiempo en vivir a medias o en limitar potenciales por obligaciones prácticas puede tornarse agobiante. Pero no hay mucho que hacer, sólo seguir con la promesa de que algún día, algún día… ¿De qué me quejo? De nada. Sólo que por un instante me vino la palabra honestidad a la cabeza y me quedé pensando. Si a quién se engaña es a uno mismo ¿puede cualquier otro hacernos un juzgamiento ético? No. Sólo yo podría (y ya sabemos que además de carecer de alma, conciencia y culpa tampoco tengo moral) y la verdad que me aburriría la cuestión si me pusiera a pensar en ella. Si me miento diariamente a mí misma cuando salgo a hacer frente a una vida “civil” cada mañana, obligándome a la energía y entrega que sé que no me viene de ningún lado, y transcurro la jornada tachando las horas que me faltan para el rato de recreo que le doy a mi yo real, es un asunto absolutamente personal. ¿Sería menos yo si tuviera más tiempo para serlo? Quizá. ¿O sería aún más definida si me diera el espacio para recortarme definitivamente? Es una opción también. Pero sí hay algo cierto: sólo una no sería yo.






Podría serte bueno y manso Podría serte quien Podría ser Lo que quieras podría ser…/ 
Podría serte justo y casto Claro que podría ser Pero no Ese nunca sería yo Eso no…/ 
Obvio es que me quieras santo Es obvio y tan suave-eh Como al tac-to de cachemira/ 
En piel…Verde sé me quieres verde Como la hierba que Lisa y tier-ná que puán/ 
Pisar tus pies Y eso no… Y eso no Te quede claro que Eso no Non e possibile/ 
 Eso no No sería yo, eso no…”


 Miguel Bosé Podría ser lo que quieras… del Álbum Cardio



No hay comentarios:

Publicar un comentario