viernes, 9 de agosto de 2013

Apuntes sobre RAGNARÖK






     Después de una pausa que sirve para dar aire y asentar ideas, retorno a dedicarme obsesivamente a mi Ragnarök. Y a más de terminar algunas obras que andan todavía en mero proyecto (La lista de Ángeles y Demonios, la Inquisición en América) la idea es también ya empezar a buscar espacio para su exhibición. Como siempre (soy metódica y ordenada en esto, aunque invariablemente fracase) primero voy a intentar conseguir un espacio cultural sin costo, sometiéndome a selección y crítica. Estoy compilando convocatorias para presentar carpeta de propuesta y ver si alguien se interesa. No diré que mi fe es profunda a este respecto pero mi obstinación alcanza y sobra para suplirla. El primer intento será a la convocatoria hecha por el CCEBA (Centro Cultural de España en Buenos Aires) para programar los años 2014/15. Piden dossier con resumen del proyecto, imágenes y curriculum. Seleccioné algunos textos del blog donde divago sobre el sentido de Ragnarök y fotos de las obras concluidas, no creo que haya mucho más que explicar (apenas vean La Santa Inquisición –I y II- probablemente dejen de considerar el resto sin necesidad de más data).







     El texto compilado me gusta mucho y creo que define bien la idea. Lo transcribo. 


Dice Borges al final de Ragnarök: “Sacamos los pesados revólveres (de pronto hubo revólveres en el sueño) y alegremente dimos muerte a los dioses.” 


 No pude apartarme de esa imagen jamás. Cuando leí por primera vez Ragnarök (allá en mi adolescencia) el texto me maravilló aunque no conocía que significaba la palabra. Años después supe que era una referencia nórdica al apocalipsis. El ocaso de los dioses. Después me reencontré con el término con referencia a montones de cosas distintas. Y lógicamente yo también le atribuí mi propia significancia: mi opinión definitiva sobre la religiosidad (la fe, la superstición o eso en lo que se cree cuando uno no cree en nada o cree en todo). Ragnarök es mi pasar en limpio mis convicciones. 


 Ragnarök me suena la palabra perfecta para definir que las religiones históricas tuvieron un desarrollo en el tiempo y un final racional al evolucionar el hombre culturalmente. En el catecismo te adoctrinaban que “tener fe” es no preguntar. No preguntar implicaba no pensar, porque pensar te lleva a notar contradicciones e incongruencia y por eso preguntas. Si preguntas incurrís en el pecado (¡gravísimo!) de no tener fe. Si no tenés fe estás condenado al infierno, al tormento eterno, donde te rechinan los dientes (las imágenes que se te pegan en la infancia…). Pero lamentablemente (o no) el excesivo contacto con los libros termina volviéndote hereje. La culpa la tendrá la imprenta. O la excesiva cantidad de librerías de Buenos Aires. O la escuela primaria que te enseñó a leer. Y llega el día en que aceptás el precio (¿el infierno?) de usar la cabeza para pensar. Y de preguntar. Y de querer buscar respuestas que te convenzan. La “fe” es buena excusa para justificar la ignorancia. Pero se supone que debemos propender a una mayor, profunda y más inclusiva educación. A “erradicar” la ignorancia, ¿no? Y llega también un día en el que comprendés que el que los dioses estén muertos (hasta asesinados a los tiros en la alegre imagen borgiana) te otorga real libertad de pensamiento.

Ragnarök, explico, es el resumen del divagar de mi curiosidad tras los dogmas de las religiones históricas, de mi pacífica rebelión contra el “es así y no se explica, es la fe”. Es mi absoluta sorpresa cuando (ya bastante grande y suficientemente agnóstica) me topé en un libro con la argumentación histórica e historiográficamente sólida de la identidad del padre (biológico) de Jesús. Literalmente se me cortó la respiración al tropezarme con Judas de Gamala, el líder de la Rebelión del Censo. Después me enojé: ¿Cómo no supe de esto antes? Ragnarök es una búsqueda de verdad. Ragnarök es la recuperación de la libertad de pensamiento. Ragnarök es un tema que no me tienen que sacar en una reunión social porque –sospecho con fundamento- es un tema del que la gente no tiene ganas de hablar. Ya viven sin dioses, ¿para qué más? Ragnarök es una serie de trabajo cuyas reproducciones adjunto (obras terminadas y obras en ejecución). 

     Y siguen las reproducciones que arruinan (quizá) la probable buena voluntad que hasta ahí tuvo el jurado. Es un deja vú; esto ya lo viví (¡tantas veces!) antes.









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