Una cosa por vez, insisto en decirme aunque que sé por experiencia que no me hago demasiado caso. Pero a veces es imprescindible el orden para poder concretar las cosas. Como si se tratara de una lista de supermercado, mentalmente voy tildando la nómina de hipotéticos pasos que delimité para convertir en realidad la muestra de mi trabajo en España el próximo febrero. Primero, obviamente, tener listas las obras que quiero exhibir. Espero este fin de semana terminar la última parada de mi Silk Road. Le falta un poco más que un par de días de trabajo, pero como por el viaje llevo casi veinte días de abstinencia, ese furor hace que probablemente de un saque la acabe. Listas las seis obras que expresamente preparé más las dos que irán de complemento, ítem obras está OK.
Costos y aranceles: solucionado el problema. El viaje a la Florida me permitió en territorio extranjero volver realidad lo que en mi tierra era una utopía inalcanzable: cambiar mis ahorros por euros. Cuestión financiera: solucionada.
Montaje: en mi incursión por la movida artística foránea (uno, aunque viaje por cualquier otra razón, presta atención a su business y a la competencia) he obtenido ideas interesantes de como montar obras pequeñas sobre papel de manera que sea fácil (y barato) su traslado allende los mares. Ya compré algunos artilugios para experimentar la viabilidad material de esas ideas. Si el resultado es satisfactorio, podría remitir las obras ya preparadas para su cuelga. Eso –a más de abaratar costos- me asegura mayor control: las obras se mostraran exactamente como yo quiera. Curaduría a larga distancia. Supervisar hasta el menor detalle es algo que no puedo evitar pretender por instinto de psicópata, aunque me relaje cuando la realidad me recuerde que tanto es imposible.
Envío: en los próximos días voy a comprar los diversos modelos de cajas de encomiendas que provee el Correo Oficial, para probar cual de ellas concuerda mejor con mis planes. Siempre puede recurrirse a otro tipo de embalaje (si mal no recuerdo de envíos anteriores, el límite es un metro de lado, medida que me sobra, y los límites de peso tampoco me preocupan ya que se trata en definitiva de papel y un poco de cartón).
Prensa: Unas postales con las imágenes de mi Silk Road para distribuir de los dos lados del Atlántico. Aunque debiera ser lo más simple siempre es lo que al final falla: las imprentas y la puntualidad parecen ser cuestiones intrínsecamente incompatibles. Pero supongo que hay tiempo y, de última, si algo tiene que salir mal por ley natural, que esto sea lo único que falle es un daño colateral aceptable.
Tras tildar toda mi lista creo que puedo considerar que esto ya está. ¡A otra cosa mariposa! Y entonces será tiempo de volver a concentrarme exclusivamente en acabar también mi Ragnarök.
No hay comentarios:
Publicar un comentario