viernes, 29 de septiembre de 2017



     -El backstage, el behind the scenes, el tras bambalinas- me cita, recitando prolijamente el manual.  Hago como si no la escuchara, sólo para fastidiarla, pero se de lo que está hablando.  La trastienda del artista, la intimidad creativa, el proceso en crudo, la experimentación en tiempo real, y todas esas otras referencias trendy que se imponen hoy.  El artista, parece ser que para diferenciarse, debe exhibirse haciendo

     Hace un tiempo que viene insistiéndome que lo que debo mostrar en mi blog  no es lo que pinto sino cómo lo pinto.  Que tengo que poner el foco de atención en mi (¿particular?, ¿personal?, ¿extraña?) forma de componer y desarrollar la obra de principio a fin.  Acepto que es una manera de acercar el espectador a la obra, de hacerlo participar en el juego,  y no tendría objeción si no fuera que es un criterio demasiado de moda como para que no me genere suspicacias.  Pero ella es, aparte de una buena amiga, una especie de “curadora” según el parámetro oficial y no puede salirse de las reglas actuales de su métier.


      Y en homenaje a nuestra amistad le hago algo de caso y acá va un resumen compositivo y la imagen final de lo que quedó llamado como Quartier Latin 
























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