domingo, 3 de junio de 2018




     El problema con la tercera de mis Arlequinas de rollo de cocina –la Colombina- era su falta de estabilidad.  Después de nefastas caídas que le rompieron las rodillas y el gorro no quedó más chance que pensar en una estructura de sostén.  En mi normal línea de pensamiento la solución era un miriñaque, lo que significaba un carrusel (sí, de alguna manera, en mi cabeza miriñaque y carrusel son entes sucedáneos, que se superponen y se mezclan entre sí).  Y por ese camino vamos avanzando:




































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