lunes, 12 de noviembre de 2018








     Con un sentido de la oportunidad encomiable, estaba trabajando con múltiples estructuras de cartapesta, desparramadas por mi taller, cuando el clima decidió obsequiarnos con varios días de lluvias torrenciales.  Por arrogancia, convencida que tras llevar años bregando con la famosa humedad de Buenos Aires podía seguir en la mía pese a los pronósticos agoreros, estaba lo más tranquila el pasado sábado pegando papelitos en diversos proyectos cuando se desató el diluvio.  Y ya no fue la humedad sino literalmente el agua.  La intensidad de la lluvia abarrotó los desagües, el patio lindero de pronto acumuló unos 30 cms. de agua (no exagero, me llegaba a mitad de las patorrillas) y, siguiendo la lógica propia del agua, ésta no encontró mejor camino a seguir que traspasar las puertas de vidrio y entrar a mi taller.

    Habrán sido a lo sumo unos veinte minutos del más absoluto pánico.  A los gritos empezar a subir todo a donde se pudiera, que en el descontrol habitual de mi taller es de por sí complejo, tratando primero de evitar el contacto directo y después ver como impedir que el agua siguiera entrando.  Cachivaches de papel buscando las tierras altas.  













     La intensidad de la tormenta saturó los desagües generales, y en un momento el agua de la calle empezó a ingresar por los desagües internos, y los cuartos de baños de la casa también se inundaron.  ¿Y dónde suelo guardar yo mis cachivaches?  En los baños.  Otro caos paralelo al del taller.










    Tras la crisis y el recuento de daños diré que nada fue muy grave y que ya está en marcha el secado y la reparación, pero mi personal humanidad no se recompone tan rápido.  He logrado renunciar a mi primera reacción de ir a vivir a un piso 20.  Y he entendido que mudarme a un desierto tampoco es la solución (la arena es muy inconveniente para lo que hago, se adhiere con facilidad a la pintura fresca).  Pero la teoría paranoica de que en estos días  hasta el clima está en mi contra no pude descartarla todavía...












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