Crónicas
equinas –invertidas y húmedas-
Iba
a dedicar todo mi fin de semana a mi Caballito de Carrusel, al que puse
patas para arriba para terminar de cerrar su panza, asegurar el soporte al
poste de sostén, y emprolijar en lo que pueda sus patas. Caballito sobre la mesa se sostuvo
con dignidad para permitirme trabajar.
Pero toda esta semana de lluvias decidió prolongarse en el sábado, la
humedad perenne se puso más húmeda aun, y vengo limitada al avance porque si no
seca lo que hago se desmorona y arrastra lo previo. Un desastre.
Mis planes quedan en buenas e impracticables intenciones…
Diseñé el
pie, ya que el canasto de corchos y piedras era sólo circunstancial. Madera, un viejo pedazo de mármol para dar
peso, telgopor, sogas y papel y más o menos armé algo que debería sostener bien
a Caballito.
Pero la
humedad insoportable también impide avanzar con el pie, porque si no seca no
puedo aplicar más cartapesta ni
sellar con soga las juntas, ni cubrir con enduído para unificar y dar peso. Y
así, por más que yo me separara el tiempo para avanzar, el clima tiene más
preponderancia que mi voluntad. A otra
cosa mariposa.
Habrá que ser paciente y esperar. El arte
tiene su timing, y es innegociable.
La Decepción (de la Serie: Las Memorias de la Amante)
Oleo sobre tabla
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