jueves, 22 de junio de 2017


     Por cuestiones ajenas al arte (literalmente, una crónica policial), y con la clara intención de molestarme, rastrearon y me enviaron imágenes de un evento en cuya ambientación participé hace poco más de un año.  Fue una fiesta de 15, para la que colaboré con la ambientadora (una amiga, exquisita artista floral) en la realización de escenografía inspirada en Alicia in Wonderland.  Sólo acontecido el evento supe el parentesco de la homenajeada con una familia de Lomas de Zamora, muy conocida no precisamente por la legalidad de sus negocios, familia que ayer estuvo todo el día en los canales de noticias.

    Insisto, me envió las fotos con la mala intensión de fastidiarme, recalcándome (como siempre) el desorden, el escaso criterio y la nula estrategia que guían mis acciones.  Pero como la verdad es un prisma y todo tiene multitud de lecturas, acabé el día disfrutando de imágenes que nunca había visto y que me confirmaron lo lindo que quedó aquel trabajo en su momento.  Fue divertido hacerlo y su finalidad quedó cumplida.  Una grata ambientación de Alicia…




     Tazas pintadas a mano para decorar las mesas




















   



     Los rostros de las Cartas Guardianes








     Cartas dibujadas extra large









     Los rostros de las Flores Parlantes










     Un Gato de Cheshire (que tuvo muchos contratiempos en su confección)









     Piezas de ajedrez









     




     Y el Conejo Blanco












Alicia: "¿Por qué al mirar a los ojos siento algo extraño?"
Conejo Blanco: "Porque activas el sistema de seguridad del juego..." 
Alicia: "¿El juego? ¿Qué juego?
Conejo Blanco: "El juego que juegas sin saber que estás jugando".

Lewis Carroll, Alice in Wonderland
















     Como siempre te digo, mi amigo, sólo se trata de jugar a jugar...










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