jueves, 8 de junio de 2017




     “No es para nosotros”  me decían, severamente y  muy seguido, en la infancia.  No teníamos acceso, ni siquiera a la aspiración de acceder.  No había ni que pensarlo, vedar toda fantasía.  Ni en los sueños podía ser para nosotros.

     Con buena voluntad uno interpreta que querían evitarnos la frustración, acostumbrarnos a no pretender más allá de lo mínimo que podíamos tener asegurado.  No hay que correr riesgos, no hay que pretender nada.  Conformarse con lo que ya nos está asignado, no intentar salir de la casta, esto es lo que nos tocó y hay que aguantar sin mirar para los costados.  Cualquier otra cosa de por afuera de los límites no es para nosotros.



 
 

      Pasa el tiempo, uno crece y educación mediante (¡afortunadamente!) se sale del adoctrinamiento infantil y se entiende que en realidad se puede intentar subir algún que otro escalón de la escalera a fuerza de tesón y méritos.  Pero algo queda, siempre queda, y se filtra a traición en nuestras dudas y en nuestros miedos más íntimos.

     Acceder al mercado, grande y real, del arte no es para mí.  Estoy demasiado afuera; no tengo los contactos necesarios; mi temperamento me impide la sociabilización interesada con cualquiera que pueda tender un puente; no tengo suficiente dinero para comprarme un pase VIP; y, por sobre todo, probablemente no tenga suficiente talento.  Pertenecer tiene sus privilegios dice el slogan que desde hace tiempo funciona bien para el consumidor aspiracional.  Yo nunca pertenecí a ningún lado, y el arte es un gueto demasiado exclusivo.
 
 
 
 
 

     Entonces me pregunto, ante la democratizante, irreverente e invasiva internet, ¿sigue siendo así?  ¿Sigue siendo todo tan inaccesible para personas como yo, que desde siempre hemos estado afuera sin esperanza de ingreso?  ¿Puedo llegar a contactar a los popes del mercado sin intermediarios, sin galeristas top ni coleccionistas de renombres, y sobre todo, sin pagarle comisión a nadie?  ¿Puedo dejar de creer que no hay manera de que alguien como yo pueda jugar en ligas mayores, de igual a igual con los que desde el principio entraron al juego con ventajas?

     La respuesta obvia es NO.  No es para nosotros.  Pero la pregunta me queda rondando en la cabeza.  El mundo y sus reglas han cambiado, los límites estás descolocados, la web es una herramienta certera para franquear puertas cerradas.  Y me sigo preguntando…
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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