MUSEO
Philipp Vandenberg, La Conjura Sixtina Grupo Editorial Planeta SAIC/ Booket Buenos Aires, 2006 Pág. 67/68
Jorge Luis Borges, Historia Universal de la Infamia – El atroz redentor Lazarus Morell Emecé Editores S.A. Buenos aires 1954 pág 17/18
Kevin Johansen + The Nada Amistad de borrachera del Álbum Logo
“Pero este libro podría enseñar que liberarse del miedo al diablo es un acto de sabiduría. (…) Que la risa sea propia del hombre es signo de nuestra limitación como pecadores. ¡Pero cuántas mentes corruptas como la tuya extraerían de este libro la conclusión extrema, según la cual la risa sería el fin del hombre! La risa distrae, por unos instantes, al aldeano del miedo. Pero la ley se impone a través del miedo, cuyo verdadero nombre es temor de Dios. Y de este libro podría saltar la chispa luciferina que encendería un nuevo incendio en todo el mundo; y la risa sería el nuevo arte, ignorado incluso por Prometeo, capaz de aniquilar el miedo. Al aldeano que ríe, mientras ríe, no le importa morir, pero después, concluida su licencia, la liturgia vuelve a imponerle, según el designio divino, el miedo a la muerte. Y de este libro podría surgir la nueva y destructiva aspiración a destruir la muerte a través de la emancipación del miedo. ¿Y qué seríamos nosotros, criaturas pecadoras, sin el miedo, tal vez el más propicio y afectuoso de los dones divinos? (…) Pero si algún día alguien, esgrimiendo la palabra del filósofo, elevase el arte de la risa al rango de arma sutil, si la retórica de la convicción es reemplazada por la retórica de la irrisión, si la tópica de la construcción paciente y salvadora de las imágenes de la redención es reemplazada por la tópica de la destrucción impaciente y del desbarajuste de todas las imágenes más santas y venerables… ¡Oh, ese día también tú, Guillermo, y todo tu saber, quedaríais destruidos!
-¿Por qué? Yo lucharía. Mi ingenio contra el ingenio del otro. Sería un mundo mejor que este donde el fuego y el hierro candente de Bernardo Gui humillan al fuego y al hierro candente de Dulcino. (…) El diablo no es el príncipe de la materia, el diablo es la arrogancia del espíritu, la fe sin sonrisa, la verdad jamás tocada por la duda. El diablo es sombrío porque sabe adonde va, y siempre va hacia el sitio del que procede. Eres el diablo, y como el diablo vives en las tinieblas. (…)
-Tu eres peor que el diablo, franciscano- dijo entonces Jorge. –Eres un juglar, como el santo que os ha parido. Eres como tu Francisco, que de toto corpore facerat linguam, que pronunciaba sermones dando espectáculos como los saltimbanquis, que confundía al avaro dándole monedas de oro, (…) que se disfrazaba de vagabundo para confundir a los frailes glotones, que se echaba desnudo sobre la nieve, que hablaba con los animales y las plantas, que transformaba el propio misterio de la Navidad en espectáculo de aldea, que invocaba al cordero de Belén imitando el balido de la oveja… ¡Buena escuela!”
Umberto Eco El Nombre de la rosa Editorial Lumen S.A. Barcelona 1988, pág. 447/450
“En aquel entonces había sido un jesuita quien había hecho rodar la piedra, al preguntar si era digno de veneración el santo prepucio que se guardaba como reliquia en un convento, pues a fin de cuentas había sido el evangelista san Lucas quien había dado a conocer al mundo que Jesucristo había sido circuncidado al octavo día de su nacimiento y que su prepucio había sido conservado en aceite de nardo. Pero la discusión en el seno del Santo Oficio tuvo consecuencias imprevisibles. No fue sólo el hecho de que empezasen a aparecer prepucios en muy distintos lugares, sino que también aquel excelso gremio se vio confrontado con preguntas como la de si Nuestro Señor Jesucristo, al resucitar y subir al cielo, no se habría llevado consigo sus partes impuras. Sus honorables eminencias se dedicaron a discutir aquel problema con tal ardor y virulencia, que hasta se vio obligada a tomar cartas en el asunto la que en aquel entonces se llamaba Comisión papal para la exégesis del derecho canónico, institución ésta que sólo pudo resolver a medias aquel problema, al decretar expresamente que concedía al sagrado prepucio el rango de reliquia, ya que, según el canon 1281, párrafo segundo, sólo podrían considerarse como reliquias aquellas partes del cuerpo que hubiesen sufrido también el martirio. En aquel entonces el Santo Oficio tan sólo supo encontrar una única salida al dilema: condenar con la excomunión speciali modo cualquier tipo de discusión, bien fuese oral o escrita, sobre el santo prepucio.”
Philipp Vandenberg, La Conjura Sixtina Grupo Editorial Planeta SAIC/ Booket Buenos Aires, 2006 Pág. 67/68
“En 1517 el Padre Bartolomé de las Casas tuvo mucha lástima de los indios que se extenuaban en los laboriosos infiernos de las minas de oro antillanas, y propuso al emperador Carlos V la importación de negros, que se extenuaran en los laboriosos infiernos de las minas de oro antillanas. A esa curiosa variación de un filántropo debemos infinitos hechos: los blues… el éxito logrado en Paris por el pintor doctor oriental Don Pedro Figari, (…) el tamaño mitológico de Abraham Lincoln, (…) la gracia de la señorita de Tal, el moreno que asesinó Martin Fierro, la deplorable rumba El Manisero, (…) la cruz y la serpiente en Haití, la sangre de las cabezas degolladas por el machete del papaloi, la habanera madre del tango, el candombe. Además: la culpable y magnífica existencia del atroz redentor Lazarus Morell.”
Jorge Luis Borges, Historia Universal de la Infamia – El atroz redentor Lazarus Morell Emecé Editores S.A. Buenos aires 1954 pág 17/18
“Amistad de borrachera se llama ésta/
Amistad de borrachera se llamará/
Hasta que dure la resaca seré tu hermano/
Si te he visto no me acuerdo en la sobriedad/
No es bueno que nadie esté solo ni mal acompañado/
Y creo que en estos dos minutos ya hemos conectado/
También siento que un lazo fraternal nos ha ido “enfraternando”/
Será una amistad hasta el final o hasta que llegues al baño.”
Kevin Johansen + The Nada Amistad de borrachera del Álbum Logo
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