martes, 26 de marzo de 2013






     El asunto es así: las dichosas postales que reproducen a La Santa Inquisición nunca estuvieron a tiempo para distribuirlas durante la muestra en la galería de Regazzoni. La imprenta (como acostumbran hacer habitualmente) se retrasó y me las entregó cuando la muestra ya estaba inaugurada y quedaban menos de cinco días para el cierre. Realmente no las llevé a la galería, ¿para que? Todos sabemos que pasada la inauguración el flujo de público disminuye sensiblemente y cualquier acción de distribución de material de prensa no tiene gran sentido. Triste pero real y yo no soy partidaria del autoengaño.

      Estoicamente agarré mis postales, me repetí que más se perdió en la guerra, y allá fueron a ocupar espacio en mi taller. Me lamenté un par de días y después, obviamente, me olvidé del asunto.

      Entonces resulta que mi pseudo “agente de prensa” (algún día me dedicaré a analizar seriamente el grado de peligrosa excentricidad de mi entorno y a determinar si es que yo lo genero o simplemente lo atraigo como imán) agarra la caja de postales y tras un alarido de indignación me pregunta que estoy esperando para usar ese material. “¿Otra muestra?” estaba por contestar, pero todos sabemos que a las preguntas retóricas sólo les sigue el silencio y yo soy muy respetuosa de las formas. Así que tras argumentar que era un desperdicio tener ese magnífico material de difusión de mi trabajo muerto de risa en una caja sosteniendo la pata de mi caballete se lo llevó augurándome que distribuiría las postales. Ni que decir el pánico que me provocó. Los largos años de amistad que nos unen han sido más que suficientes para saber que si bien conoce mucho del mercado del arte tanto en Argentina como en el exterior y sus vinculaciones pueden tener ramificaciones inesperadas, su sentido de prudencia y oportunidad es inexistente. Y mis postales reproducen pre-ci-sa-men-te a La Santa Inquisición… 

      No puedo dejar de pensar que mis postales, bonitas y oportunas en un evento donde estuviera la obra original y yo estuviera ahí, en “control” -por así decirlo-, era una buena idea. Mis postales, circulando por el mundo, sin que yo sepa concretamente a donde van es una idea, por lo menos, inquietante.





No hay comentarios:

Publicar un comentario