sábado, 1 de junio de 2013

La Bienal de Venecia y LPQLP (léase en porteño y a los gritos: ¡la puta que la parió!).






      Así que, polifacética si las hay aunque los últimos días sólo haya lucido histérica y desbordada, la dama de negro, la arquitecta egipcia, la abogada exitosa, la viuda o, como les gusta decir de un lado y otro, “Ella”, también tiene sobradas dotes de curadora. Si ya me tenía indignada la selección hecha por la Secretaria de Cultura para el Pabellón Argentino, el enterarme que la muestra estandarte de Nicola Costantino tenía otra visión y otro título –lo que en el ámbito de las performance y las instalaciones es todo un manifiesto de principios- y que fue por mandato de nuestra omnisapiente presidenta que se llama “Evita-Argentina, una metáfora contemporánea” ha logrado rebasar todo límite que le he impuesto a mi paciencia y a mi temperamento mal hablado cual estibador portuario integrante de la 12.


    ¿Pero qué les pasa? ¿Ya no nos queda ni la más mínima dignidad? ¿Será posible que una artista (una de nosotros, de esta especie de marginales que se supone nunca esperamos integrar el establishment ni hacernos rico por prebendas del erario público ni bailar al son de la pandereta del mono de circo de turno en el poder) se venda tan barato? Si, ya sé. Es la Bienal de Venecia, ¿quién, honestamente, no mata a su abuela por ir representando a su país? Pero matar a la abuela es más digno, a lo Caravaggio. Pero dejar que una –lo digo y me hago cargo- ANALFABETA CULTURAL como la señora, que destila la vulgaridad del advenedizo nuevo rico en sus carteritas Vuitton, disponga el cómo y el por qué de una instalación- performance artística (que supuestamente llevó un par de años de inspiración y creación) ES INACEPTABLE.

    ¿Todo tiene un precio? Me niego a creerlo y, definitivamente, me niego a aceptarlo. El arte nada tiene que ver con la política y, mucho menos, se somete a esa práctica pragmática del poder. Si lo hace, NO ES ARTE. Es mero oportunismo y no merece atención. 


     El desarrollo de la inauguración y del mensaje dado por la faraona está magníficamente reseñado en el sitio www.jaquealaarte.com pero, lamentablemente, los medios nacionales poca trascendencia han dado al asunto. Total, ¿a quién le importa? Vaya Evita a Venecia y que viaje del bracete con Boudou, que con sus billetitos colorinches de juguete tiene mucho que mostrar “internacionalmente” al respecto. Seguro llevó unos bolsos de “evitas” para trocarlos por euros reales que cotizará al “peso” a su regreso. Fantástico. Si semejante inepto y corrupto –con su guitarrita a cuesta- puede representarnos como Nación, a que pretender que el artista estandarte tenga mayor valor ético que éste. Sería incongruente. Todo se achata hacia abajo, ¡viva Perón!. 

      Sólo espero aprender de esta gente la persistente memoria. Recordar a cada uno de ellos, con nombre y apellido, asentar el listado de sus “méritos” y aguardar el cambio de los tiempos (por que sí, afortunadamente, nada es eterno; dice el I Ching postura 64 que todo lo que sube tiene que bajar). Mientras tanto, soportar esta vergüenza. Mientras, en el Pabellón central homenajearán a Xul Solar, ese entrañable amigo de Borges y de las Ocampo. Desde el más allá llegará la soberana puteada de Victoria que, respetuosamente y como un mantra,yo repito desde acá: ¡LA PUTA QUE LA PARIÓ!








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