Decididas las
obras que formarán parte de la
exposición individual que pretendo montar, el paso siguiente es elegir un título para el
conjunto de esa puesta. ¿Por qué un
título? Porque según los “curadores”
–en total coincidencia con cualquier
publicista de medio pelo-, el título simplifica la llegada al público. Se le adelanta –supuestamente- lo que va a
ver. Como una explicación o una
decodificación de ese críptico y elevado lenguaje del arte. O algo así.
Para
quien se dedica a la publicidad o a la ambientación, el título va a significar
el hilo conductor del evento, citando como argumento a Flaubert “¡Con
qué entusiasmo tallaba las cuentas de mi collar! No olvidé más que una cosa: el
hilo… Es una obra frustrada. Habla de
perlas. Pero no son las perlas las que hacen el collar, es el hilo" (de
sus cartas a Louise Colet). Un leitmotiv
que va a determinar desde la disposición de la cuelga hasta el color predominante de la folletería y
el tipo de catering para el acto de apertura.
Sin que
esté reconociendo que todo esto sea exactamente cierto (sigo convencida de que la obra tiene que valer por sí, independiente de
cómo o dónde se la presente), negocio civilizadamente y acepto armar mi
próxima individual bajo estas premisas (hipotéticamente
y hasta donde mi temperamento me lo permita).
Veamos. Pretendo mostrar juntas varias
series de obras que en principio nada tienen que ver entre sí. Cartográfica y Plagiaria que son
trabajos bidimensionales de un estilo tradicional. Mis Bandejas Enmascaradas que ya entran
en una categoría más cercana al cachivache, excediendo las dos dimensiones pero
sin dejar de ser obras de cuelga sobre pared.
Y mis esculturas de servilletas, algunas montadas sobre pequeños
mueblecitos intervenidos. Una variopinta
miscelánea de múltiple entender. ¿Qué
hilo puede entretejer el collar en este caso?
La neurótica autora y el papel. Y como mencionar mi dudosa salud mental está fuera de la cuestión, el título
lógico para el evento sería Todo papel o Sólo
papel o –como designé el archivo de la compu donde guardo las fotos que voy
tomando durante el proceso creativo- Tienda
de papel.
Para
escoger de entre estas posibilidades –ya que esto lo hago sola, sin
consultar con nadie- opto por el método práctico: voy a diseñar un afiche (hoy
conocido como flyer) probando
combinar el título con algunas fotos. El
que mejor se adapte a la estética conjunta del diseño será el título definitivo. Primero el afiche, de éste desprender un
catálogo simple y uno más complejo (va a
depender de las fechas, de la imprenta y del costo si hago uno u otro o los dos)
y aún más simplificado un diseño de invitación al vernissagge. Las gacetillas
de prensa y la acción de difusión y publicidad tienen que ser también un
desprendimiento de este diseño principal.
Tanto como el título la unificación visual de la propuesta es una manera
de asegurar que el evento se identifique y despierte el interés del eventual
visitante. Título e imagen como branding de la muestra (y esta afirmación demuestra que estoy
dejando que me influencien en exceso).
Vamos a jugar un poco con esto a ver que sale.
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