sábado, 18 de noviembre de 2017



     Será porque a mis comienzos la regla inconmovible era que “los pintores” pintaban con óleo y yo, aprendiz de todo dotada apenas de cierta habilidad para el dibujo, no podía hacer nada con esa pintura pastosa, rígida, inhóspita para la torpeza, que siempre odié pintar al óleo.  Lo intentaba –yo quería ser uno de ellos, un “pintor”- pero la frustración era infinita y me vencía la desgana.

     Pasó el tiempo, fui haciendo trampa sobre trampa, inmiscuí trucos de dibujante para simular que pintaba, y la vida fue siguiendo de modo más amable a mis posibilidades.  Cada tanto vuelvo al óleo, un poco, para incorporarlo junto con otras técnicas que me son más simpáticas, mixturizando absurdamente como me gusta y me identifica.

     Pero hete aquí y por puro espíritu veleta, que esta mañana cuando saqué mi paleta de óleos y el kerosene y me puse a trabajar ante el caballete, necesitada de rescatar el rostro del bochinche que había hecho en el fondo, volví a sentir lo que siento cuando pinto con mis escasos óleos: ¡Qué placer!  ¡Que delicia es pintar con esto!  ¿Me contradigo? ¡Siempre!







    Los hechos son los hechos y no hay argumento que valga.  Con el óleo no son sólo el color y la forma, es también la pincelada.  La pintura se desliza según se la diluya o se la empaste, se use el pincel húmedo o seco, cambiando de uno redondo a uno plano, ¡todo influye!  Y entonces no son textura sino sensaciones.  La pincelada permite que la pintura sienta que es piel, que es labio turgente, que es iris musculado y flexible.  Sé que divago, que esto suena a brote psicótico, pero la pincelada permite intuir el hueso del pómulo, la caída del párpado, la curva sensual de una pestaña.  El óleo es como el infinito.  Por eso lo  usan los pintores.  La verdad es la verdad aunque tardemos toda una vida en llegar a ella.








     En fin, maravillosa mañana trabajando con luz natural de pie ante mi maltrecho caballete.   Y más allá de todo, el óleo es ideal para trabajar los ojos, para lograr las miradas.  Aun con mi restringida paleta (uso tan de vez en cuando esta técnica que es el material que menos compro), es un pintura tan dúctil que permite plasmar lo que uno ve y lo que uno siente.  Magnífica mañana de trabajo.

































No hay comentarios:

Publicar un comentario