Será
porque a mis comienzos la regla inconmovible era que “los pintores” pintaban con óleo y yo, aprendiz de todo dotada
apenas de cierta habilidad para el dibujo, no podía hacer nada con esa pintura
pastosa, rígida, inhóspita para la torpeza, que siempre odié pintar al óleo. Lo intentaba –yo quería ser uno de ellos, un “pintor”- pero la frustración era
infinita y me vencía la desgana.
Pasó el
tiempo, fui haciendo trampa sobre trampa, inmiscuí trucos de dibujante para
simular que pintaba, y la vida fue siguiendo de modo más amable a mis
posibilidades. Cada tanto vuelvo al
óleo, un poco, para incorporarlo junto con otras técnicas que me son más
simpáticas, mixturizando absurdamente como me gusta y me identifica.
Pero hete
aquí y por puro espíritu veleta, que esta mañana cuando saqué mi paleta de
óleos y el kerosene y me puse a trabajar ante el caballete, necesitada de rescatar
el rostro del bochinche que había hecho en el fondo, volví a sentir lo que
siento cuando pinto con mis escasos óleos: ¡Qué placer!
¡Que delicia es pintar con esto!
¿Me contradigo? ¡Siempre!
Los hechos
son los hechos y no hay argumento que valga.
Con el óleo no son sólo el color y la forma, es también la
pincelada. La pintura se desliza
según se la diluya o se la empaste, se use el pincel húmedo o seco, cambiando
de uno redondo a uno plano, ¡todo influye!
Y entonces no son textura sino sensaciones. La pincelada permite que la pintura sienta
que es piel, que es labio turgente, que es iris musculado y flexible. Sé que divago, que esto suena a brote psicótico,
pero la pincelada permite intuir el hueso del pómulo, la caída del párpado, la
curva sensual de una pestaña. El óleo es
como el infinito. Por eso lo usan los
pintores. La verdad es la verdad
aunque tardemos toda una vida en llegar a ella.
En fin, maravillosa mañana trabajando con luz natural
de pie ante mi maltrecho caballete. Y
más allá de todo, el óleo es ideal para trabajar los ojos, para lograr
las miradas. Aun con mi restringida
paleta (uso tan de vez en cuando esta
técnica que es el material que menos compro), es un pintura tan dúctil que
permite plasmar lo que uno ve y lo que uno siente. Magnífica mañana de trabajo.
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