Hace
demasiado tiempo intenté pintar unos ojos que pudieran atrapar a cierto
espectador, sacarlo de la recorrida prevista, capturarlo y atraerlo, detenerlo,
obligarlo a la pausa necesaria para contarle la historia de un destino que nos
incluía. Pero no logré pintar esos ojos,
la obra se frustró, yo no fuí a esa feria y ese cierto espectador fue captado por otros destinos alternativos.
Es
probable que siguiera inconscientemente tratando de pintar esos ojos cazadores,
aunque ya la oportunidad se hubiera perdido para siempre. Los años se suceden
sin piedad, uno se distrae, la vida escribe otras historias y pasan al olvido
esas que alguna vez ansiamos posibles. Hoy, cuando daba las últimas pinceladas a
Metropolitain
me encontré con esos ojos que buscara entonces.
Acá están. Capaces de desviar del
camino, de retener, de contar acerca de posibilidades infinitas, de realidades
que pueden construirse sólo con la fuerza de la convicción.
Ojos
cazadores descompasados, con pésimo timing.
Ojos que llegan demasiado tarde.
Ojos que tienen probablemente otros planes que no incluyen mi personal
felicidad.
Metropolitain
Mixtura sobre papel intervenido con fuego
82X55 cms.
2017
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