Escudo Argentino
mixtura sobre papel
(inconclusa)
-La única manera de sobrevivir es desarrollar
una esquizofrenia práctica y controlada- afirmo convencida. Me pone cara de duda. Le explico: -La vida real es insoportable, estamos a merced de los políticos de un
bando y del otro, de arriba y de abajo, que juegan sin prudencia ni pudor con el único
objetivo de su propio y exclusivo beneficio.
Ellos jamás harán algo a favor del ciudadano común y mucho menos del país. Pero están ahí y no van a soltar el
poder. Sólo nos queda ignorarlos, salir
de la vida real y refugiarnos en nuestra vida privada y seguir con nuestros
proyectos tratando de esquivar la incidencia de la realidad para poder
cumplirlos.
Discrepa. Me dice que uno tiene
que comprometerse. ¿Con qué? ¿Con un
sistema intrínsecamente corrupto? No,
gracias. Sufro a los políticos, no voy a
rebajarme y vender mi honestidad y mis convenciones éticas para ponerme en el
mismo plano que ellos. No,
definitivamente no, gracias.
¿Entonces? Entonces hay que despegarse de la barbarie y buscar refugio
en otra realidad, privada, donde se prioriza el crear y se descarta la
destrucción y la violencia. Me niego a renunciar a la civilización y la
conservo a rajatabla. Miro hacia afuera,
me indigno, me agobio, siento la impotencia que siente la mayoría de la gente de este país que es obligada a ser testigo de
los juegos de poder de los corruptos de siempre. Claro, nos destruyen las instituciones, nos
quiebran las reglas, haces trastabillar la economía y la seguridad pública, y
en definitiva somos nosotros quienes sufrimos las consecuencias cuando la horda
pasa. Pero si no huimos hacia adentro
por un rato no vamos a tener la fuerza para (¡otra
vez!) reconstruir lo que nos arruinan en su sucia batalla por el poder y la
impunidad.
Supongo
que estamos acostumbrados. Una y otra
vez hacen alarde de su brutalidad, y una y otra vez salimos a reparar los platos
rotos y a re-acomodar todo con la intención de avanzar. Los que destruyen van a volver, lo sabemos,
pero nuestra convicción de progresar es en sí misma un destino.
Sólo se
puede aguantar esto teniendo una segunda vida, privada, protegida, donde
podemos cuidar nuestra identidad de seres civilizados y honestos. Esquizofrenia voluntaria, ¿me entendés?, dos
vidas y dos realidades. Permanente
dualidad para poder sobrevivir.
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