miércoles, 20 de diciembre de 2017





Escudo Argentino

mixtura sobre papel
(inconclusa)



     -La única manera de sobrevivir es desarrollar una esquizofrenia práctica y controlada- afirmo convencida.  Me pone cara de duda.  Le explico: -La vida real es insoportable, estamos a merced de los políticos de un bando y del otro, de arriba y de abajo, que juegan sin prudencia ni pudor con el único objetivo de su propio y exclusivo beneficio.  Ellos jamás harán algo a favor del ciudadano común y mucho menos del país.  Pero están ahí y no van a soltar el poder.  Sólo nos queda ignorarlos, salir de la vida real y refugiarnos en nuestra vida privada y seguir con nuestros proyectos tratando de esquivar la incidencia de la realidad para poder cumplirlos.

     Discrepa.  Me dice que uno tiene que comprometerse.  ¿Con qué? ¿Con un sistema intrínsecamente corrupto?  No, gracias.  Sufro a los políticos, no voy a rebajarme y vender mi honestidad y mis convenciones éticas para ponerme en el mismo plano que ellos.  No, definitivamente no, gracias.







     ¿Entonces? Entonces hay que despegarse de la barbarie y buscar refugio en otra realidad, privada, donde se prioriza el crear y se descarta la destrucción y la violencia. Me niego a renunciar a la civilización y la conservo a rajatabla.  Miro hacia afuera, me indigno, me agobio, siento la impotencia que siente la mayoría de la gente  de este país que es obligada a ser testigo de los juegos de poder de los corruptos de siempre.  Claro, nos destruyen las instituciones, nos quiebran las reglas, haces trastabillar la economía y la seguridad pública, y en definitiva somos nosotros quienes sufrimos las consecuencias cuando la horda pasa.  Pero si no huimos hacia adentro por un rato no vamos a tener la fuerza para (¡otra vez!) reconstruir lo que nos arruinan en su sucia batalla por el poder y la impunidad. 

     Supongo que estamos acostumbrados.  Una y otra vez hacen alarde de su brutalidad, y una y otra vez salimos a reparar los platos rotos y a re-acomodar todo con la intención de avanzar.  Los que destruyen van a volver, lo sabemos, pero nuestra convicción de progresar es en sí misma un destino.

     Sólo se puede aguantar esto teniendo una segunda vida, privada, protegida, donde podemos cuidar nuestra identidad de seres civilizados y honestos.  Esquizofrenia voluntaria, ¿me entendés?, dos vidas y dos realidades.  Permanente dualidad para poder sobrevivir.














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