sábado, 2 de diciembre de 2017



     No podía perder la oportunidad de involucrarme con  parafernalia navideña.  Y para colaborar con la ambientación que una amiga hará a la fachada de un local comercial propuse hacer unas enormes bolas que en lugar de un tradicional pino irán colgadas a dos palmeras. Magnífica oportunidad de jugar los juegos que gustan.  

    Partí de semiesferas de telgopor, que uní para tener la base de mis seis bolas navideñas.  











     Leve cartapesta para asegurar las mitades previo colocar un cordón dorado del cual colgarlas.









     Tras una capa de acrílico blanco para unificar es hora del decoupage.  Vamos diseñando sobre la marcha teniendo como premisa dos colores: rojo y dorado.









    Los únicos problemas son que se necesita tiempo de secado entre capa y capa y eso me impide  avanzar con la velocidad de mi entusiasmo. Y que estoy trabajando parada, lo que hace que mis pies (piernas, cintura, espalda y anexos que deschavan la edad) ya a media tarde no resistan más.  Podría sentarme, realmente, pero no da ni el espacio ni la altura por la sencilla razón de que estoy trabajando en la cocina.  ¿Por qué en la cocina y no en el taller?  No sé.  Pero mis bolas y yo estamos muy a gusto en mi pequeña cocina aunque mis pobres pies y sus adyacencias opinen lo contrario.








    Hasta acá vamos bien.





No hay comentarios:

Publicar un comentario