Como mecanismo de defensa me encierro en
la simpleza. Me doy permiso a ejercicios
de práctica, como músico que ensaya sólo para mantener su técnica. Papel blanco y negro –fuego también, por esa tendencia ¿inconsciente? suicida de hacer volar
mi taller conmigo dentro-, grafito y lapiceras de gel blancas, negras y
doradas. Minimalismo por
restricción. Apenas un entrenamiento
mientras despejo el actual caos de mi cabeza.
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