Finalmente
mi pequeña Café Paris llegó a destino, ¡qué alegría y que tranquilidad!, me habría dado mucha pena su extravío. Aunque me cuentan que tuvo algunos
problemas durante el trayecto:
Espero
que la curadora de #TAE 18, Kylie Fogarty,
no se preocupe demasiado por estas contingencias lógicas del traslado por vía
de correo postal (¡si ya es una maravilla
que haya podido llegar!, el correo por mi parte del mundo no suele ser “tan”
confiable…). Además, creo que las
arrugas y pliegues que Café Paris adquiriera en su largo
viaje hacia tierras australianas conforman su identidad final, la impronta
definitiva que exhibirá frente a los espectadores del evento. Café Paris empezó conmigo pero
terminó su composición durante el viaje.
Se exhibirá en abril tal como debía ser, independientemente (como corresponde) de lo que el artista
haya pretendido en su momento. La obra
es un ente autónomo de su autor, y decide por sí sola cual es la imagen final que
quiere mostrar frente a su espectador.
La obra manda. Y está muy bien
que sí sea.
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