Si la fantasía que me impulsa fuera (supongamos) conseguir más tiempo para pintar, ¿podría hacerlo a mi voluntad cuando es la obra la que impone el timing? Y entonces, ¿de qué sirve tener más tiempo si no podemos pintar cuando queremos sino cuando se nos permite? Espíritu veleta, gataflorismo puro, siempre la duda. Pero no. Sostengo la fantasía. Porque se puede tener más tiempo para pintar aun cuando en ese tiempo no pintemos precisamente. Sería tiempo para pensar en pintar. Y estoy segura de que eso me haría muy feliz.
Mi talón
de Aquiles es el tiempo, lo entiendo y me resigno. Y ante la mínima posibilidad de ganarme unos
minutos permito que la tentación le gane a mi vocación por la paz.
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