Cuando lo
que se supone serio demuestra tan poca seriedad, ¿por qué no dejarse ganar por
la irresponsabilidad alegre y juguetona de las cosas que jamás pretendieron ser
serias? Mis rollos de cocina siguen
siendo un refugio placentero donde escabullirse cuando afuera hace demasiado
frio y demasiada ingratitud.
Un rollo
de papel y una botellita de agua puede ser un comienzo alentador.
¿Qué veo cuando te miro? Obviamente, un conejo. Unos rollos más lo configuran:
…y un
poco de cartapesta lo explica con
claridad:
Con
restos de papel batik armamos un cuello
…y con el logo dorado de una elegante bolsa de papel de una
joyería de calle Libertad diseñamos una pechera
Con un par de rollos más armamos los brazos…
Y montamos la estructura completa de nuestro Conejo de Joyería
Augura un fin de
semana lleno de lluvia y frío propicio para juegos de detalles en una inútil y
grata escultura de papel. Mi Conejo y yo
nos vamos a divertir.
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