sábado, 16 de enero de 2021


Cartas desde el encierro

 

 

     Para mitigar la angustia de estos tiempos -demasiado "interesantes" para mi gusto-  he vuelto sobre un viejo y postergado proyecto.  Influenciada por Xul Solar y por Dalí, siempre tuve rondándome la idea de diseñar mis personales cartas de tarot.  Proyecto algo absurdo y decididamente extenso, por lo que la simple y constante  excusa de falta de tiempo me permitió dejarlo para mejor momento.

 

     Ahora, encerrada y con esta propensión a la desesperación absoluta fabulando en mi cabeza todas las variables de tragedia, necesito concentrar la atención en algo que me distraiga de la oscuridad.  Así, volví sobre este viejo y diferido plan.

 

     Está claro todo lo negativo: son demasiadas cartas, el proyecto es absolutamente excesivo, se requiere conocimiento sobre la materia (que no tengo en lo más mínimo), y  para que tenga sentido cada pieza debe ser original y estética conservando el sentido lúdico y esotérico según quién la use.  Pero precisamente son esos problemas los que harán que les dedique tiempo y atención -distrayéndome de la realidad real-, que tenga que investigar mucho -toda razón para perderme en mi biblioteca es excelente razón-,  y que impliquen un desafío creativo es suficiente provocación para jugar a jugar.  Y si se complica por sobre mis posibilidades, siempre podemos volver a abandonar el proyecto para mejor momento.

  

     Empecé pues, muy despacito.  Determinando tamaño de diseño (21X30 cms.) y haciendo una plancha del ornamento para número y nombre de cada carta que se va a repetir en todas.  Me puse reglas de composición (que seguramente no voy a cumplir del todo): la figura de cada arcano será un dibujo al grafito de alguien de principios del siglo XX, que se vincule visualmente al estereotipo tradicional pero que me genere gran disfrute trazar (estoy jugando, ¿no?, se supone que me divierta), acompañada por simbología propia de la carta.  No se si voy a quemar el soporte en algún momento (son muy pequeñas, muy poco margen para el error me dejan) pero no termino de descartarlo, y como las originales cartas Visconti-Sforza, tendrán mucho dorado.  Y algún texto literario por la sencilla razón de que adoro dibujar letras.  O sea, algo muy farnelliano: exceso, amontonamiento e  intricada lógica.

 

     En los primeros esbozos, voy colocando las imágenes centrales, algún detalle tradicional, marco bordes y ornamentos.  Arranco por las más obvias: La Luna, El Sol, La Estrella, El Loco.  Para La Lune, una Ziegfeld Girl (Anna Buckley), para Le Soleil un retrato clásico de la luminosa Carole Lombard, para L´Étoile Marlene Dietrich (¿ha habido alguien más estrella?), y para Le Fou un arlequín que me señala o te señala o we´re all mad here.  Fácil hasta ahí.



















































     Voy a ir trabajando como vaya viniendo la “inspiración” o la “iluminación” según el caso y quién lo crea.  Nada de empezar y terminar una para pasar a la otra, voy como venga la cosa, una hoja al viento, un barquito de papel en el mar.  De momento disfrutamos acentuamos un poco el dibujo de la linda Luna:

 















 

Y seguimos.







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