La
inercia de la acción nos mantiene en movimiento. Aun sin ningún entusiasmo por las
perspectivas en el horizonte (continuidad del encierro, imposibilidad de
trasladar físicamente las obras, constantes suspensiones y cancelaciones de eventos culturales, y sigue la nefasta lista), llega a mi mail la
información sobre convocatorias diversas y por mera costumbre completo las
postulaciones. Tras tanto tiempo en esto,
mi sistema de archivo de obras, curriculums, biografías y statements
en múltiples medidas (por palabras o caracteres) e idiomas me permite no
tardar más de 10 minutos en completar los formularios de participación. Y los hago, por reflejo pavloviano o por
destino.
Postulé para el Salón Nacional (sin ninguna fe -¡sabemos
cómo se digitan estas cosas!- pero pude colar en el censo anexo mi opinión
sobre esta moda de dedicarle más espacio a definir la sexualidad del artista
participante que a evaluar la calidad de la obra y su desarrollo en el tiempo)…
…y para la preselección del Comité Organizador de una feria de arte en Brooklyn
el próximo mayo, aun sabiendo que mayo parece lejos pero está demasiado cerca
comparado con la distancia que nos separa del fin definitivo de la pandemia…
Nos
queda, como a los protagonistas de Casablanca, Paris. Esperemos que ese evento pueda llevarse a
cabo en Febrero. Todo lo demás será
virtual. Y aunque nunca me he quejado
del fantástico motor de difusión que es la web ahora, como canta Serrat,
uno quiere ser menos Polaroid y más almohada.
Mírame, mírame.
Mírame y no me toques, pero mírame.
Mírame y no me toques, pero mírame.
(…)
Hasta que un día el experto artista de la mirada
no tuvo bastante
con palpar la niebla.
Quiso ser menos "Polaroid" y más almohada
Tuvo un mal momento
y rompió las reglas.
Joan Manuel Serrat,
Mírame y no me toques
Creo que mas que nada lo minimo que he visto pide a gritos factura en todos los sentidos.
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