¿Por qué habla todo el mundo –entiéndase: críticos, curadores, dealers,
presuntos “coleccionistas”- menos los
artistas?
Un cotejo superficial de medios,
publicaciones especializadas y sitios de arte, tanto tradicionales como
digitales, demuestra la predominante mayoría de opiniones y comentarios de
todos los agentes del mercado de arte ante la casi nula voz de los que se
supone son los protagonistas. ¿Por
qué? Obvio: es el factor menos
importante. ¡Hay tantos!
Y lo que hace
que alguien sea “un artista” es la
opinión de ese mismo mercado. Entonces,
¿qué importa lo que haga, lo que piense o siquiera que realmente exista? Serán los agentes mercantiles, los críticos y
demás intermediarios, los que escojan al favorecido y lo posicionen en el atrio
e indiquen al resto del cosmos que ese “elegido”
es el artista de moda al que hay que venerar.
Lo que haga o lo que diga no tiene importancia, es secundario. El mercado le ha dado sus quince minutos de fama
y ¡quién pude discutir eso!
No digo
nada nuevo, y si me apuran, digo algo que ni siquiera me importa. Uno no se mete en las naderías del arte, de modo real y honesto, para convertirse en un “artista de moda”. Uno lo hace por un millón de razones o por ninguna:
es un destino, no una elección. Y nos
preste atención o no el mercado (con sus críticos, galeristas, mecenas y
compradores) lo habremos de hacer igual.
¿Entonces? Debe ser esta lluvia, que dura siglos, la
que colabora al malhumor. Y la temporada
de “ferias”. Y los críticos que elaboran biblias de
loas a cachivaches indescriptibles y vergonzantes. Y que uno se imagina a un
adolescente que le gusta dibujar parado frente a esa aparente realidad y oyendo
sólo la versión del mercado. Y el arte no
es eso, o al menos no es sólo eso.
Habría que oír la otra campana, la de los artistas que llevan años
poniendo su vida en la forma y el color, en un lenguaje privado, en una vida de
irrealidades inútiles pero gratas. Debería
haber un espacio donde los artistas –no de
moda, no consagrados; la mayoría, los que conviven diariamente con una acción
creativa sin destino ni prensa ni remuneración- dejaran su voz. Sólo para equilibrar. Sólo por amor a la verdad verdadera. Para los que vienen atrás.