viernes, 21 de julio de 2017



Work in progress (en el momento exacto del desborde y la caída en banquina)






     Estaba claro que podíamos demorarnos en cualquier cosa (como trabajar el rostro y el cabello con lapiceras de gel bajo la promesa de acabarlo luego al óleo).  Había arrancado sobre una cartulina de color ya usada (¡con un mandala!) y parte del juego era diseñar esquivando el fondo para evitar toda sospecha de re-uso.  Hasta ahí bien.  ¿Qué necesidad había de agregarle ahora esmalte de uñas?







    Eran restos de esmalte, de los lindos, de esos con brillitos.  No podía decidirme a tirarlos a la basura, ya que no alcanzaban para pintar ni tres uñas.  Pero no puedo tirar nada y entonces era lógico que esos restos fueran a parar a la lámina sobre la que estoy trabajando…










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