jueves, 5 de octubre de 2017







     Acordé la difusión de mi trabajo (mis chicas de Burlesque), de manera virtual, en la feria Ch.ACO´17  que se celebra en los próximos días en Santiago, Chile. 



     
      Así puedo decir –simulando una estrategia  que ha sido mera casualidad- que este  año he tratado de difundir mi obra en el cordón andino:  en febrero en Perú, a través de la Revista Arte y Artistas










Y en mayo en Colombia, a través de la publicación Tiempo





       
     Hace muchísimos años -tantos que no puedo dar fe de que exactamente haya sido así uno de esos viejos pintores medianamente consagrados que gustaban explicarme de que iban las cosas me dijo que cuando un artista quería salir al mundo tenía que elegir un país.  Eran las épocas en las que uno se trasladaba físicamente, con los cuadros bajo el brazo, abandonando hogar, familia, amigos, y la posibilidad concreta de seguir elaborando la obra, arriesgándose a la nada misma.  Por esos entonces uno elegía (¡París!, creo recordar que exclamó, con un suspiro de amante abandonado), y se iba a probar suerte.  Y como somos la tierra del tango, por lo general se volvía con la frente marchita, las nieves del tiempo plateando la sien…   
     Yo era muy joven por entonces y la idea de irme a la aventura no me hacía mucha gracia (a más que me parecía muy poco probable en mi realidad real).  Afortunadamente para mí, para mi generación y para  las que siguen,  la internet irrumpió en la vida, nos desbarató las tradiciones, cambió irrespetuosamente todas las reglas, y el mundo se volvió una sitio mucho más accesible.

     Sin tener que moverme demasiado también pude difundir mi trabajo este año en el Reino Unido mediante dos publicaciones digitales, Niji Magazine en agosto…







Y Good Art Guide en septiembre…


     Creo –como artista- que me ha tocado un mundo más grato.  Mover la obra virtualmente es infinitamente más sencillo que lidiar con aduanas, desarraigos e incertidumbres varias.  ¿Es distinto?  Es distinto.  Nos permite saber que acogida va teniendo nuestro trabajo, “preparar el terreno”, sembrar para un eventual traslado posterior.  De manera tal que si llegamos a desembarcar  un día con nuestra obra en territorio ajeno no lo hagamos tan a la aventura sino más bien como un regreso.  La idea de regresar a dónde nunca he estado es una expectativa fascinante...







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