sábado, 7 de octubre de 2017















     Finalmente Caballito de Carrusel va a tener su primera (y puede que última) exhibición pública.  Y para que eso se concrete con un mínimo de seguridad, (léase: sobreviva un rato al aire libre, al menos para fotografiar y documentar la experiencia), es necesario reforzar el pie, darle peso para que el viento no lo doblegue, y agregar más laca preventiva a la humedad proverbial de Buenos Aires

     Nuevamente, mi Caballito vuelve a ocupar la mesa de trabajo de mi taller y obliga a los ajustes específicos para su debut ante el espectador. Hubo que partir el pie para darle peso y asegurarlo, tengamos fe que quede lo suficientemente sólido.  Mañana debería estar armado otra vez  y tener margen de secado suficiente para que el próximo viernes viaje a su lugar de exhibición.   (Guardo silencio ante el verdadero quid de la cuestión:  cómo trasladarlo desde Lanús hasta el Hipódromo de Palermo.  ¡Linda cuestión!  Me reiría, o me dejaría ganar por el pánico, o ambas cosas, si no fuera que estoy muy ocupada con el barniz.)










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