La totalidad de las imágenes que se reproducen en este blog corresponden a obras de mi autoría.
sábado, 31 de marzo de 2018
Afortunadamente, pese a la agobiante realidad, aun nos queda la posibilidad
de jugar. Vuelvo a mis rollos de cocina
y a mi versión de seudo Quimera. Por acá empezamos, como siempre, amontonamiento de rollos:
El cartón que quedó de una cinta de papel gastada
para redondear la cara…
A la cola le damos cabeza de serpiente, con cordón insinuamos
la melena y sujetamos el inicio de las alas…
Mas alas, ojos y lengua de serpiente…
Más alas y más cartapesta para unificar el conjunto…
Y empezamos a jugar con el color y los detalles…
viernes, 30 de marzo de 2018
Sobre
la incompetencia, la desconsideración o de cómo el artista es el último orejón
del tarro.
Nos
dicen que nos callemos la boca, que aquello que nos puede perjudicar en forma
directa aunque beneficie al resto mejor nos lo guardamos en nuestro fuero
interior que auto-boicotearnos es inútil, que nadie va a darnos las gracias y al
cabo terminamos perdiendo todos. Así nos
educan. El “yoprimerismo”. Después lo
tildan de criterio. Más acá de business. Así, dicen, es la vida.
Lo lamento mucho (o no). Podría argumentar que éste es mi “fuero interior”. Este blog es
mi diario de artista, es casi privado (¡es internet!, sí, pero hay tanto en
internet… a quién va a interesarle las crónicas perdidas de una artista
desconocida e insignificante de la punta más austral del planeta…). En resumen: me importa muy poco que lo que
pienso -y digo acá por escrito- se me
vuelva en contra. Los hechos son los
hechos y supongo que tal como los veo los ve un montón de gente más. O debieran verlo.
A
los artistas jamás se nos trata bien.
Somos el eslabón más débil en la cadena. Ni galeristas, ni curadores ni art-dealers independientes
priorizan no ya nuestros sentimientos sino la mínima cortesía y la posibilidad
de que algo derive a nuestro favor. Cada vez
que intervenimos en una muestra -paga de nuestro peculio la mayoría o gratis
por excepción- ningún organizador se preocupa por cuidar los detalles que nos
aprovechan. ¿Doy ejemplos? Que la cuelga favorezca puntualmente a la
obra por luz, ubicación o contraste, que las identificaciones estén bien
escritas, que se nos consigne debidamente en los créditos o publicidad impresa,
que los catálogos estén a tiempo para una distribución útil, que se nos provea
de material correspondiente sobre el evento para nuestro curriculum personal y
prensa exclusiva, y podría seguir y seguir pero se entiende. Que nunca hay tiempo o presupuesto suficiente,
que la culpa es de la gráfica, que nuestro nombre es tan difícil de escribir, que
las fotos no las pudieron bajar aun y que nos las harán llegar a la brevedad…
En los
muchos años que llevo dando vuelta en esto nunca estuvo el prometido dossier
con cuidado material de nuestra obra y de
la exposición bien armado, disponible y en nuestras manos en el tiempo
lógico para que nos sirva. Ni siquiera
para que en caso de eventos en el exterior podamos espiar a la distancia como
ha quedado puesta y apreciada nuestra obra.
¿Incompetencia? Si,
obviamente. ¿Falta de presupuesto? Hoy con la digitalización de la imágenes y la inmediatez de la web no hay excusa para no remitir material en tiempo real. ¿Falta de consideración por el artista? No, no es falta, es inexistencia de
consideración. Es que no tengamos ninguna
importancia.
Me
enoja sobremanera el (mal) manejo de la difusión hacia los artistas del evento del BID del Paseo
de las Américas. De un evento inaugurado
el 21 de marzo al día de hoy no han distribuido más que algunas fotos y un
video institucional, tomados en el acto de la inauguración y con foco en las autoridades, dónde no se exhibe la
totalidad de las obras. Debería cerrar
la boca, ya que en una de esas fotos, tangencialmente, se ve mi obra y que vagabundeando en la web encontré otra foto, ignoro tomada por quién, que enfoca sobre Resabio (en el piso, pero ya me quejé de eso y a ese respecto sólo queda la resignación)
Pero ningún material individual y concreto remitido a cada artista por la entidad organizadora
(que no puedo creer que carezca de presupuesto o de personal para tomarse la
delicadeza) enviando una pequeña reseña puntual del
destino y puesta de su obra en particular.
Me he
tomado el trabajo y el tiempo de buscar por la web imágenes
de las 83 obras seleccionadas. Imposible. No conseguí nada Se supone que “alguna vez” habrá un catálogo,
pero al día de hoy, nada de nada.
¿No
merecen los 83 artistas seleccionados una imagen especifica de su
obra en el conjunto de la puesta del Paseo de las Américas? ¿El envío por parte de los organizadores de un pequeño resumen del primer paso de esta presunta muestra itinerante por el continente americano? No, se ve que no. El artista es el último orejón del
tarro. Y a aguantarse, porque es así y
así será siempre (mientras sigamos permitiendo este irrespetuoso manoseo).
jueves, 29 de marzo de 2018
miércoles, 28 de marzo de 2018
No
exagero. La incompetencia lo invade
todo. Entonces, cuando uno quiere
delegar se encuentra con que las cosas no se hacen y lo planificado en consecuencia
se va al diablo.
A las pruebas me
remito. Contraté para que me
armaran un catálogo virtual
en octubre del año pasado. Iban a
distribuirlo también, lo que era un doble beneficio: prensa especializada,
contactos concretos y el catálogo para usarlo por mi parte acorde a mis propios
planes. Estamos a fines de marzo, el
catálogo todavía no está listo y a mí se me cayeron varios proyectos a los que
no envié material a tiempo.
El mal
humor de los últimos días por las consecuencias de la falta de seriedad ajena
hizo que un amigo menospreciara mi malestar diciéndome que armar en línea un
catálogo implicaba quince minutos, que para qué dependía de otros. Me pasó un link. Y ahora tengo más malhumor aun: realmente se
puede armar algo relativamente decente en un cuarto de hora. Imagino que trabajándolo un poco más puede
salir algo bueno. Costo cero. ¿Tiene que ser la vida tan ingrata?
lunes, 26 de marzo de 2018
Imaginate,
me dice que lo que yo hago es “arte
decorativo”. ¡Arte decorativo! ¿Cómo
se puede empezar el día, un lunes para colmo, después de eso? Se empieza mal, muy mal, pésimamente
mal. Y entonces viene la seguidilla de
golpes bajos, los cuestionamientos innecesarios, la presión para que seamos quienes
nunca fuimos ni vamos a ser jamás, y la horda de estúpidos incompetentes
haciendo más alboroto que el habitual para que no podamos olvidar que vivimos
rodeados (casi dominados) por su
creciente mayoría. La tasa de
reproducción de los estúpidos es, evidentemente, la más alta de todo el
espectro.
Pero qué le vamos a hacer, es lunes,
nos sitian los estúpidos incompetentes y yo hago “arte decorativo”. E igual hay que seguir adelante, es la ley de
la vida, la carga contra el desierto, siempre para adelante. Seguimos...
sábado, 24 de marzo de 2018
¿Está mal
que me disguste? Sobre todo teniendo en cuenta lo halagada que me sentía al
principio de este asunto.
Por
supuesto que valoro haber sido seleccionada entre 400 artistas latinoamericanos
para integrar el grupo de 83 que participan del evento, que es casi para estar
eufórica que mi obra fuera escogida sólo por su mérito ya que nadie abogó por
mí (ya que nadie me conoce). Que es un evento internacional, de amplia
difusión, con el respaldo de una institución pública conocida y respetada. Parece, por donde se lo mire, una de esas
oportunidades por la que cualquier artista –metafóricamente- mataría. Entonces, ¿de qué me quejo?
No me gusta (más que eso: me disgusta, ¡me disgusta mucho!) el montaje. Exhibir las obra en el piso, dando la
posibilidad de caminar sobre ellas, no
me gusta. Sí, sé que son
reproducciones, pero adherirlas al suelo no era ni la única ni la mejor opción
para armar un “camino” en un espacio abierto.
Se pueden reproducir en forma de banderas, o de blasones, o de banners
en columnas acrílicas, o en un millón de otras posibilidades que las coloquen a nivel de
los espectadores y no por debajo de sus pies. Hacerlas bordear el camino, acompañar al paseante, invitar a la pausa haciendo elevar la mirada hacia ellas, no ser el empedrado que se desanda por lo general sin bajar la vista.
Junto a
cada obra figura el nombre y país de origen de autor. Todo en un plano inferior, para ser pisado. El arte y los artistas por el suelo. No me
gusta.
¿Soy demasiado
susceptible? Puede ser. Pero veámoslo desde un punto de vista
exclusivamente técnico: la obra suele ser concebida para ser vista en
altura (a la altura promedio del
observador), de igual a igual, sobre una pared o colgando de un soporte. A la altura de los
ojos. Que te mire cuando la mirás. Salvo por excepción, que intencionalmente
se conciba así, la obra no es trabajada para que se la vea hacia abajo, con el
espectador por encima de ello. Montar
las reproducciones en el piso atenta contra la obra, ya que se la coloca en un
punto de observación que no es el natural para ellas. Se las desmerece, técnicamente. Y físicamente, se las hace pisotear.
No me
gusta. No me gusta nada.
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