¿Está mal
que me disguste? Sobre todo teniendo en cuenta lo halagada que me sentía al
principio de este asunto.
Por
supuesto que valoro haber sido seleccionada entre 400 artistas latinoamericanos
para integrar el grupo de 83 que participan del evento, que es casi para estar
eufórica que mi obra fuera escogida sólo por su mérito ya que nadie abogó por
mí (ya que nadie me conoce). Que es un evento internacional, de amplia
difusión, con el respaldo de una institución pública conocida y respetada. Parece, por donde se lo mire, una de esas
oportunidades por la que cualquier artista –metafóricamente- mataría. Entonces, ¿de qué me quejo?
No me gusta (más que eso: me disgusta, ¡me disgusta mucho!) el montaje. Exhibir las obra en el piso, dando la
posibilidad de caminar sobre ellas, no
me gusta. Sí, sé que son
reproducciones, pero adherirlas al suelo no era ni la única ni la mejor opción
para armar un “camino” en un espacio abierto.
Se pueden reproducir en forma de banderas, o de blasones, o de banners
en columnas acrílicas, o en un millón de otras posibilidades que las coloquen a nivel de
los espectadores y no por debajo de sus pies. Hacerlas bordear el camino, acompañar al paseante, invitar a la pausa haciendo elevar la mirada hacia ellas, no ser el empedrado que se desanda por lo general sin bajar la vista.
Junto a
cada obra figura el nombre y país de origen de autor. Todo en un plano inferior, para ser pisado. El arte y los artistas por el suelo. No me
gusta.
¿Soy demasiado
susceptible? Puede ser. Pero veámoslo desde un punto de vista
exclusivamente técnico: la obra suele ser concebida para ser vista en
altura (a la altura promedio del
observador), de igual a igual, sobre una pared o colgando de un soporte. A la altura de los
ojos. Que te mire cuando la mirás. Salvo por excepción, que intencionalmente
se conciba así, la obra no es trabajada para que se la vea hacia abajo, con el
espectador por encima de ello. Montar
las reproducciones en el piso atenta contra la obra, ya que se la coloca en un
punto de observación que no es el natural para ellas. Se las desmerece, técnicamente. Y físicamente, se las hace pisotear.
No me
gusta. No me gusta nada.
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