sábado, 24 de marzo de 2018


Inauguración del Paseo de las Américas from el BID - the IDB on Vimeo.







     ¿Está mal que me disguste? Sobre todo teniendo en cuenta lo halagada que me sentía al principio de este asunto.

     Por supuesto que valoro haber sido seleccionada entre 400 artistas latinoamericanos para integrar el grupo de 83 que participan del evento, que es casi para estar eufórica que mi obra fuera escogida sólo por su mérito ya que nadie abogó por mí (ya que nadie me conoce).  Que es un evento internacional, de amplia difusión, con el respaldo de una institución pública conocida y respetada.  Parece, por donde se lo mire, una de esas oportunidades por la que cualquier artista –metafóricamente- mataría.  Entonces, ¿de qué me quejo?







      No me gusta (más que eso: me disgusta, ¡me disgusta mucho!) el montaje.  Exhibir las obra en el piso, dando la posibilidad de caminar sobre ellas, no me gusta.  Sí, sé que son reproducciones, pero adherirlas al suelo no era ni la única ni la mejor opción para armar un “camino” en un espacio abierto.  Se pueden reproducir en forma de banderas, o de blasones, o de banners en columnas acrílicas, o en un millón de otras posibilidades que las coloquen a nivel de los espectadores y no por debajo de sus pies.  Hacerlas bordear el camino, acompañar al paseante, invitar a la pausa haciendo elevar la mirada hacia ellas, no ser el empedrado que se desanda por lo general sin bajar la vista.

     Junto a cada obra figura el nombre y país de origen de autor.  Todo en un plano inferior, para ser pisado.  El arte y los artistas por el suelo.  No me gusta.

     ¿Soy demasiado susceptible?  Puede ser.  Pero veámoslo desde un punto de vista exclusivamente técnico: la obra suele ser concebida para ser vista en altura (a la altura promedio del observador),  de igual a igual, sobre una pared o colgando de un soporte. A la altura de los ojos.  Que te mire cuando la mirás. Salvo por excepción, que intencionalmente se conciba así, la obra no es trabajada para que se la vea hacia abajo, con el espectador por encima de ello.  Montar las reproducciones en el piso atenta contra la obra, ya que se la coloca en un punto de observación que no es el natural para ellas.  Se las desmerece, técnicamente.  Y físicamente, se las hace pisotear.

     No me gusta.  No me gusta nada.
















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