No
exagero. La incompetencia lo invade
todo. Entonces, cuando uno quiere
delegar se encuentra con que las cosas no se hacen y lo planificado en consecuencia
se va al diablo.
A las pruebas me
remito. Contraté para que me
armaran un catálogo virtual
en octubre del año pasado. Iban a
distribuirlo también, lo que era un doble beneficio: prensa especializada,
contactos concretos y el catálogo para usarlo por mi parte acorde a mis propios
planes. Estamos a fines de marzo, el
catálogo todavía no está listo y a mí se me cayeron varios proyectos a los que
no envié material a tiempo.
El mal
humor de los últimos días por las consecuencias de la falta de seriedad ajena
hizo que un amigo menospreciara mi malestar diciéndome que armar en línea un
catálogo implicaba quince minutos, que para qué dependía de otros. Me pasó un link. Y ahora tengo más malhumor aun: realmente se
puede armar algo relativamente decente en un cuarto de hora. Imagino que trabajándolo un poco más puede
salir algo bueno. Costo cero. ¿Tiene que ser la vida tan ingrata?
No hay comentarios:
Publicar un comentario