miércoles, 28 de marzo de 2018



     No exagero.  La incompetencia lo invade todo.  Entonces, cuando uno quiere delegar se encuentra con que las cosas no se hacen y lo planificado en consecuencia se va al diablo.  

    A las pruebas me remito.  Contraté para que me armaran  un catálogo virtual en octubre del año pasado.  Iban a distribuirlo también, lo que era un doble beneficio: prensa especializada, contactos concretos y el catálogo para usarlo por mi parte acorde a mis propios planes.  Estamos a fines de marzo, el catálogo todavía no está listo y a mí se me cayeron varios proyectos a los que no envié material a tiempo.


     El mal humor de los últimos días por las consecuencias de la falta de seriedad ajena hizo que un amigo menospreciara mi malestar diciéndome que armar en línea un catálogo implicaba quince minutos, que para qué dependía de otros.  Me pasó un link.  Y ahora tengo más malhumor aun: realmente se puede armar algo relativamente decente en un cuarto de hora.  Imagino que trabajándolo un poco más puede salir algo bueno.  Costo cero.  ¿Tiene que ser la vida tan ingrata?    




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