Imperdonable.
Me propuse hacer unos ejercicios
intrascendentes, dibujar para recuperar el placer de hacerlo sólo con
grafito. Pero apenas esbozo algo en
lápiz, esfumo y limpio con la goma, enseguida caigo en las lapiceras de gel y
me olvido cual era el plan. Quiero volver
al grafito, pero se ve que mis buenas intenciones no convencen al resto de mí,
que prioriza invariablemente la diversión.
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