Sobre
la incompetencia, la desconsideración o de cómo el artista es el último orejón
del tarro.
Nos
dicen que nos callemos la boca, que aquello que nos puede perjudicar en forma
directa aunque beneficie al resto mejor nos lo guardamos en nuestro fuero
interior que auto-boicotearnos es inútil, que nadie va a darnos las gracias y al
cabo terminamos perdiendo todos. Así nos
educan. El “yoprimerismo”. Después lo
tildan de criterio. Más acá de business. Así, dicen, es la vida.
Lo lamento mucho (o no). Podría argumentar que éste es mi “fuero interior”. Este blog es
mi diario de artista, es casi privado (¡es internet!, sí, pero hay tanto en
internet… a quién va a interesarle las crónicas perdidas de una artista
desconocida e insignificante de la punta más austral del planeta…). En resumen: me importa muy poco que lo que
pienso -y digo acá por escrito- se me
vuelva en contra. Los hechos son los
hechos y supongo que tal como los veo los ve un montón de gente más. O debieran verlo.
A
los artistas jamás se nos trata bien.
Somos el eslabón más débil en la cadena. Ni galeristas, ni curadores ni art-dealers independientes
priorizan no ya nuestros sentimientos sino la mínima cortesía y la posibilidad
de que algo derive a nuestro favor. Cada vez
que intervenimos en una muestra -paga de nuestro peculio la mayoría o gratis
por excepción- ningún organizador se preocupa por cuidar los detalles que nos
aprovechan. ¿Doy ejemplos? Que la cuelga favorezca puntualmente a la
obra por luz, ubicación o contraste, que las identificaciones estén bien
escritas, que se nos consigne debidamente en los créditos o publicidad impresa,
que los catálogos estén a tiempo para una distribución útil, que se nos provea
de material correspondiente sobre el evento para nuestro curriculum personal y
prensa exclusiva, y podría seguir y seguir pero se entiende. Que nunca hay tiempo o presupuesto suficiente,
que la culpa es de la gráfica, que nuestro nombre es tan difícil de escribir, que
las fotos no las pudieron bajar aun y que nos las harán llegar a la brevedad…
En los
muchos años que llevo dando vuelta en esto nunca estuvo el prometido dossier
con cuidado material de nuestra obra y de
la exposición bien armado, disponible y en nuestras manos en el tiempo
lógico para que nos sirva. Ni siquiera
para que en caso de eventos en el exterior podamos espiar a la distancia como
ha quedado puesta y apreciada nuestra obra.
¿Incompetencia? Si,
obviamente. ¿Falta de presupuesto? Hoy con la digitalización de la imágenes y la inmediatez de la web no hay excusa para no remitir material en tiempo real. ¿Falta de consideración por el artista? No, no es falta, es inexistencia de
consideración. Es que no tengamos ninguna
importancia.
Me
enoja sobremanera el (mal) manejo de la difusión hacia los artistas del evento del BID del Paseo
de las Américas. De un evento inaugurado
el 21 de marzo al día de hoy no han distribuido más que algunas fotos y un
video institucional, tomados en el acto de la inauguración y con foco en las autoridades, dónde no se exhibe la
totalidad de las obras. Debería cerrar
la boca, ya que en una de esas fotos, tangencialmente, se ve mi obra y que vagabundeando en la web encontré otra foto, ignoro tomada por quién, que enfoca sobre Resabio (en el piso, pero ya me quejé de eso y a ese respecto sólo queda la resignación)
Pero ningún material individual y concreto remitido a cada artista por la entidad organizadora
(que no puedo creer que carezca de presupuesto o de personal para tomarse la
delicadeza) enviando una pequeña reseña puntual del
destino y puesta de su obra en particular.
Me he
tomado el trabajo y el tiempo de buscar por la web imágenes
de las 83 obras seleccionadas. Imposible. No conseguí nada Se supone que “alguna vez” habrá un catálogo,
pero al día de hoy, nada de nada.
¿No
merecen los 83 artistas seleccionados una imagen especifica de su
obra en el conjunto de la puesta del Paseo de las Américas? ¿El envío por parte de los organizadores de un pequeño resumen del primer paso de esta presunta muestra itinerante por el continente americano? No, se ve que no. El artista es el último orejón del
tarro. Y a aguantarse, porque es así y
así será siempre (mientras sigamos permitiendo este irrespetuoso manoseo).
No hay comentarios:
Publicar un comentario