Afortunadamente, pese a la agobiante realidad, aun nos queda la posibilidad
de jugar. Vuelvo a mis rollos de cocina
y a mi versión de seudo Quimera. Por acá empezamos, como siempre, amontonamiento de rollos:
El cartón que quedó de una cinta de papel gastada
para redondear la cara…
A la cola le damos cabeza de serpiente, con cordón insinuamos
la melena y sujetamos el inicio de las alas…
Mas alas, ojos y lengua de serpiente…
Más alas y más cartapesta para unificar el conjunto…
Y empezamos a jugar con el color y los detalles…
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