domingo, 11 de marzo de 2018




     El plan inicial (que asumimos puede derivar para cualquier lado al ir discurriendo su ejecución) es realizar tres pequeñas esculturas de papel.  Todas con la técnica de la cartapesta, mezclando la idiosincrasia de la artesanía americana con la alta mascarería europea.

      La primera, estilizada y  antropomórfica, un conejo al estilo de Alicia, como el apurado Blanco o la nerviosa Liebre de Marzo.   Personaje animal adicionado con postura y vestimenta humana, lo que permite muchos detalles y texturas suntuosas.

     Estructurada la cabeza con un rollo de papel, sujeto a un botella de plástico de detergente de piso, es fácil con más rollos de cartón darle forma a las patas trasera.



























       Con recortes de una cajita de cartón que supo contener chocolates armamos la chaqueta.









    Después montamos todo junto…









…y con una blonda de papel va el detalle de encaje en cuello y puños…






    


     Después, el turno de un caballito de líneas simples que de espacio al exceso de color y a los códigos de pintura minuciosos y contrastantes .  Rollos, cordones y recortes de cartón permiten estructurar y dar estabilidad.  Los cascos son las convenientes capsulas de café gourmet.  Por ahora sólo la base, pero augura mucha diversión (y colorinche) en un futuro cercano…












    Y por último, la hibridez de los alebrijes pero reconociendo una mezcla (casi) tradicional: para nosotros será  león, con cola de serpiente y alas de águila.  Una Quimera. O más o menos.  Empezamos con los rollos de cocina y tratamos de ir dándole algo de forma (no muy exitosamente, por cierto, hasta acá):

















      O sea, todavía hay mucho por hacer para poder demostrar nuestro punto en esta discusión.














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