Este
año quedará también en mi memoria como aquel del gran chasco del BID, el Banco Interamericano de Desarrollo.
Acabamos el 2017 con la gran convocatoria de una muestra itinerante por
toda América, “en las sedes del BID de cada uno de los países integrantes”. Después el vértigo de la competencia, la
euforia de ser seleccionado, el adecuar el material de envío.
Pero al cabo la itinerancia se limitó a muestra de apertura en Mendoza- Argentina y a muestra de cierre en Washington- USA. Y una puesta que más que decepcionante fue INSULTANTE (primero las reproducciones en el piso, después en la puerta de los armarios), y ni catalogo digital hubo (prácticamente costo cero, ya que personal mensualizado un organismo internacional tiene de sobra para asignar a la tarea). ¿Para que iban a tomarse la molestia de compendiar y documentar el evento y su paupérrima puesta en beneficio de los artistas participantes?
Reconozco,
sí, que en la exhibición de apertura en Mendoza
los nombres de los artistas figuraron (en
el suelo, para ser pisados) pero en la de cierre en Washington ya era demasiado trabajo reconocer autoría. Fuimos el empapelado anónimo. Se –a mis
años y la mayorías involucrados en el ingrato mercado del arte- que no se
puede esperar demasiado de nada. Pero
quería creer que el BID, teniendo
recursos, podía estar hablando en serio cuando convocó al Paseo de las Américas… Muestra itinerante… he sido imperdonablemente crédula en este
asunto.
http://convocatorias.iadb.org/sidewalk/es-home-sidewalk
Post data:
No sé cuál ha sido la experiencia de los otros artistas participantes,
pero en mi caso personal, pese haber enviado toda la documentación que se me requirió,
jamás se me abonó la presunta suma por derechos de exhibición que se indicaba
en la convocatoria. Pero como el
maltrato de la puesta, la falta de respeto hacia los artistas seleccionados y
la “itinerancia” que no fue me tuvieron entretenida ni indagué ni reclamé a ese
respecto. Chasco sobre chasco, chasco al
cuadrado.
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