Fue otro año de desviarme en juegos
absurdos con rollos de cartón, rezago del papel de cocina. (¿Cuándo vas a dejar de jugar con basura?) ¿Cuántas variaciones sobre un mismo tema son
posibles? Veamos… Caballitos y Conejos…
Maniquies…
Otro Nutcracker…
Y las lindas Arlequinas, que dieran
luego paso a mi Elfo navideño…
Soy
consciente que mis pequeñas esculturas de papel se apartan bastante del trabajo
más serio (o pretencioso) en el que debería abocar todo mi tiempo. Pero es así, inevitable, me distraigo, me desvío. Sin embargo, cuando algunas de
ellas se integran a la ambientación de un evento privado, lucen bien y eso –junto
al placer de hacerlas- justifica todo el desvarío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario