sábado, 25 de agosto de 2012




     Terminé La Magdalena del Preste Juan, probablemente la menos Ragnarök de todas las obras que vengo haciendo y proyectando para esta serie. Pero todavía me permito esas licencias. Predominó mi gusto por quemar papel, por mezclar texturas, por “plagiar” a maestros como Tiziano usando lápices de colores y reproducir mis venerados mapas medievales. Todo a mi manera, sin gran obceción por la copia fiel sino preservando el placer de tomar lo mejor de los mejores. Sin respeto pero con auténtica admiración. Y dejar testimonio del Preste Juan.






“…en el Extremo Oriente, en países muy cercanos al Paraíso Terrenal, prospera el reino de un Rex Sacerdos, Presbyter Johannes, un rey sin duda cristiano, aunque partidario de la herejía de Nestorio, y cuyos antepasados son aquellos Magos, reyes y sacerdotes también ellos, depositarios de antiquísima sabiduría, que visitaron al Niño Jesús.” (U. Eco, Baudolino, pág. 63).- “Como rey de reyes tenía que tener un palacio tal que, en comparación, los de los soberanos cristianos, incluido el del Basileo de los cismáticos de Constantinopla, parecieran chozas, y como sacerdote debía tener un templo respecto del cual las iglesias del papa fueran cuchitriles. Era preciso darle una morada digna de él. -El modelo existe- dice Boron-, y es la Jerusalén Celeste tal como la ha visto el apóstol Juan en el Apocalipsis. Debe estar rodeada de altas murallas, con doce puertas como las doce tribus de Israel, hacia el mediodía tres puertas, hacia occidente tres puertas, hacia oriente tres puertas, hacia el septentrión tres puertas… -Sí- se mofaba el Poeta-, y el Preste entra por una y sale por la otra, y cuando hay un vendaval dan portazos todas a la vez; te lo imaginas, qué corrientes de aire. Yo en un palacio así no viviría ni muerto…” 

U. Eco, Baudolino, pág. 154/155







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