miércoles, 9 de noviembre de 2016










Post data:  En español es más o menos esto:

Crónicas de un artista independiente del fin del mundo.
     A la libertad básica que implica dedicarse al arte, el ser autodidacta y tratar de moverse en el mercado de modo auto-gestionado la aproxima a una especie de exageración del espíritu libertario.  También es un jugar a ciegas a prueba/error sin estar nunca seguro de nada.  Pero la libertad libre tiene ese lado bueno de jugar sin reglas y sin dar explicaciones.  Aunque a veces uno quiere que lo entiendan e intenta dar cierta forma lógica a un modo de vivir y de pensar que –quizá- no sea muy razonable.
     Intenté explicarle por qué quemo el papel sobre el que trabajo –acción que llamamos “intervenir con fuego” para sonar más a galerista o curador-.
     El papel aguanta todo, y al quemarlo, no sólo se modifican las texturas del soporte sino que se aportan formas y tonalidades caprichosas que van a condicionar la obra de modo único e irrepetible.  El fuego no puede ser del todo dirigido ni controlado, y la reacción de los distintos tipos de papel es impredecible.  Claro que he arruinado muchos trabajos, ¡montones de ellos!, pero los que sobrevivieron han quedado dotados de esos detalles que los vuelven especiales.
    Los bordes desparejos, esos oscurecimientos donde estuvo el fuego pero no consumió del todo, esos cortes que hacen que la imagen se deslice de un tipo de papel a otro dando profundidades paralelas a la de la pintura o el dibujo, permiten sugerir múltiples dimensiones posibles en las que el espectador podrá bucear con el aporte de su propia memoria.
     El fuego habla de que hubo algo más que ya no está permitiendo un resultado final diferente, como una invitación a considerar todas las posibilidades que se encierran en cada rincón de nuestro entorno.  Habla de la fragilidad pero también de la fuerza, de la persistencia de la fuerza vital de la humanidad que siempre ha podido reconstruir sobre las cenizas.     
                                                                                                    Buenos Aires, 8 noviembre 2016














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