sábado, 14 de abril de 2018








          Cada obra marca una historia distinta, independiente de su autor y por completo indiferente a los planes que éste tuviera para ella.  Aunque su autora (o sea yo) pretenda siempre la unicidad del original y la exhibición a la antigua, Resabio de Conquista ha sabido imponer su preferencia a verse expuesta reproducida en exóticos soportes mientras ella, la única y original, sigue colgada en un pasillo de mi casa.


     Supo estar en Roma, exhibida en una impresión sobre seda:













      Y en Mendoza, en el evento Paseo de las Américas organizado por el BID  y fotografiada con un drone (si eso no es sofisticación no sé qué puede serlo):











     Igual, y aunque ella marque constantemente sus preferencias, yo sigo prefiriendo verla, sobria y elegante, bien centrada en la pared:





















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