Para contrarrestar mi natural tendencia al
exceso, siempre estoy poniéndome reglas que me limiten cuando encaro una obra. Restricción de colores, de materiales, de texturas
superpuestas, de superficie cubierta de la base soporte. Pero hoy, tarde de sábado lluvioso, me
pregunto qué pasaría si me permito ser todo lo excesiva que me venga en
gana. ¿Hasta dónde se puede llegar sin
que la misma obra se autodestruya? Tarde
de lluvia y experimentos…
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