domingo, 25 de octubre de 2015










     Si bien nunca he negado mi tendencia plagiaria, diré en mi defensa que “inspirarme” (versionar, copiar, tergiversar) al maestro Alphonse Maria Mucha es uno de esos placeres a los que no pienso renunciar aunque distorsione, según algunos, la "línea intelectual" de mi obra.
























     No se trata sólo de hacer lo que él ya hizo (¡tan exquisitamente!) a la manera de uno (con papel quemado, mixturizando materiales), sino de revivir ese disfrute que se percibe a simple vista que él sintió en sus juegos estéticos y en cada recoveco de sus complejos dibujos.  Mis versiones son obritas que hago para mí, que se quedan en casa, que hacen mi entorno más acogedor y que me recuerdan en lo cotidiano que uno hace las cosas sólo por el gusto (íntimo y real) de hacerlas.  Hedonismo, egoísta y práctico, nada más.






Mi mesita con luz





Las otras Cuatro Estaciones 




     Y estas nuevas Estaciones que irán (si consigo montarlas decentemente entre acrílicos gruesos) a mi cocina, para desayunar con ellas todos esos días que la vida me arrastra a esas otras cosas que detesto pero que supongo podrían ser más leves si arranco con el recuerdo de que pese a todo todavía puedo pintar.












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