Consideraciones desde la periferia de la
periferia, bis.
-Que la periferia exista es
imprescindible- me dice -…para asegurar la existencia del
centro. Sin sombras no destaca la luz.
Que el cielo exista aunque nuestro lugar sea
el infierno, ya está dicho. No
seríamos la periferia (de la periferia
más periférica) si no hubiera un centro que nos referenciara. Nos definimos por oposición al otro, sino ni
siquiera seríamos individuo sino un género.
Pero la cuestión geográfica real (estar físicamente lejos de los lugares
que concentran la actividad cultural) no pasa de ser un accidente.
Sigo insistiendo que con internet
las distancias se han convertido en una decisión. –No hay Wi-Fi en todos lados- me
recuerda. –Y la tecnología es una cuestión generacional. La periferia también puede ser tecnológica.
Cierto. A veces haber tenido el privilegio de nacer cerca de una
gran ciudad y acceder a una buena educación que afortunadamente ha podido ser
continua desde mi infancia hasta acá, hace que uno pierda la perspectiva y crea
que esas herramientas (el acceso físico e intelectual) las tienen todos. Y lamentablemente no es así.
Es en
estos momentos en que me desdigo de algunas de mis creencias más férreas y
sostengo la necesidad de que los artistas –periféricos- nos juntemos o, por lo
menos, nos mantengamos comunicados para el intercambio de información y ayuda
en la autogestión. Por mi propia experiencia,
las asociaciones seudo-gremiales que he conocido y participado no pasan de ser el negocio de los
cabecillas de turno que cobran cuotas asociativas sin dar ningún servicio real
ni útil.
Supongo
que lo lógico sería que entre artistas nos pasáramos la información de un modo
libre –y por supuesto gratuito-, ya que estamos todos del mismo y periférico
lado. No sólo sobre convocatorias o
chances de exposición, sino las experiencias concretas en sitios concretos
(quien cumplió y quien no; quien cobra por un servicio que realmente presta o
quien sencillamente estafa; donde conseguir materiales más baratos o de mejor
calidad; como gestionar la salida de la obra del país para un concurso; como
manejar legal e impositivamente la eventual venta de una obra…).
Se me ríen.
La competencia, me recuerdan.
Das data que será usada en tu contra. No comparto.
Si creo en mi obra (única, personal, con una identidad y un destino
exclusivo) no existe competencia. Cada
creador hace lo suyo, si es arte la unicidad está asegurada y esas miserias de
no ayudar al de al lado para ganar su espacio queda afuera de este asunto.
Personalmente
y en este blog trato de pasar a quien le interese la data de las convocatorias
que me parecen interesantes y en las que participo, siendo sincera en el
desarrollo y resultado de cada una (sinceridad que me ha ganado alguna que otra
enemistad), subiendo los vínculos de los sitios web que permiten la difusión o
que aportan material interesante. No se concretamente si otros artistas encuentran útil o interesante esa información,
pero igual la comparto. Trato de ser
coherente con lo que pienso. Aunque no
tengo ni que decir que aun con acceso a la información y proximidad al Centro no hay garantía de que se deje de
estar en la periferia (de la periferia,
de la periferia… y así al infinito), pero puede que seamos muchos a los que
no nos moleste en lo más mínimo estar en ella.
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