A
cada año que empieza yo le pido un año tranquilo
Que enseñe a los que asustan, que quien gana aquí siempre es el miedo
Al año que comienza yo le pido sables dormidos
Le pido que ilumine el pasillo de los egos
Le pido que aprendamos a vivir poniendo huevos
Que enseñe a los que asustan, que quien gana aquí siempre es el miedo
Al año que comienza yo le pido sables dormidos
Le pido que ilumine el pasillo de los egos
Le pido que aprendamos a vivir poniendo huevos
Alejandro Sanz, El Silencio de los Cuervos
…le pido que ilumine el pasillo de los
egos…
Ayer, en contra de una de mis tantas reglas, perdí un buen rato tratando
de mantener algo parecido a una conversación por Twitter con alguien que no
conozco y que con letras mayúsculas pretendía defender a la cabeza del gobierno
que se retira gritando clisé tras clisé cual librito de catecismo de los años
treinta.
Insisto, yo no hago estas cosas. ¿Para qué?
Pero bueno, hay días en los que
uno se deja enredar por la realidad más patética y se subleva contra la
estupidez reinante. Mi interlocutora era
muy joven (se notaba), probablemente
de esos adoctrinados jóvenes “idealistas”
que el régimen que se retira ha sabido usufructuar con tanta astucia e impiedad. Y como ella con su manual de anacronismos al
paso yo me mantuve en mi mantra de fe: lee, buscá
fuentes distintas. Genera tu propia base
de información y elaborá conclusiones fundadas en el sentido común. Lee.
Lee. Lee.
Lógicamente,
estuve el resto del día reprochándome tamaña pérdida de tiempo. Vivimos
en planetas diferentes, le dije a ella.
Hablamos idiomas diferentes. Pero
hoy me encuentro –también en Twitter- con un reportaje a Fernando Savater.
Y yo que
no creo en nada salvo en que las cosas se dan siempre dentro de un plan cósmico
milimétricamente articulado, colijo que tal vez mi interlocutora de ayer pueda
empezar a salirse del guión leyendo este artículo.
Transcribo
algunos párrafos:
Democracia y educación. ¿Puede pervivir la primera
con unos niveles tan bajos en la segunda?
Pervive,
pero pervive mal. Los dos adversarios fundamentales de la democracia son la
miseria y la ignorancia y quien lucha contra ellas lucha a favor de la
democracia. Y cuando digo ignorancia no me refiero a un sentido científico, en
el que todos sabemos menos de lo que creemos, sino ignorancia en el sentido
cívico, ciudadano, de no ser capaz de persuadir ni de ser persuadido por otros,
que es la característica de la ignorancia.
(…) El populismo es la sustitución del poder de
los ciudadanos por el poder del pueblo; el pueblo como totalidad. Tiene de
bueno que tú te enchufas a él y te dispensa de todo; nunca te hace culpable de
nada. Y el éxito de estas opciones en buena medida se debe a que todas esas
personas que por su apoliticismo, por haber estado viviendo de una manera no
reflexiva lo que es la democracia, se han enchufado a él. Se ofreció un
catálogo de culpables y revanchas, y fue muy bien aceptado porque la gente lo
que quiere de alguna manera, es precisamente un poco de venganza, entre otros,
contra sí mismos.
(…)
Hay una frase
suya que no sé si me resulta impropia o aprodiadísima de un catedrático de
Filosofía: “La
pretensión de que un mamífero trate de comprender el mundo es risible en sí
misma”.
Lo
pienso profundamente. Nosotros podemos entender o coordinar algunas cosas, pero
no suponer que el mundo debe responder a los parámetros mentales de uno.
Podemos coordinar algunas ideas, hacernos un esquema, pero para ir tirando. (…) Pero
te voy a decir una cosa: yo me he recorrido muchos institutos y colegios de
España y nunca me he encontrado a chicos y chicas de entre los 15 y los 17 años
a los que no les interese la filosofía. Lo que no les interesa es el profesor
de filosofía. Cuando te pones a hablar con ellos te das cuenta de que los temas
de la filosofía, sí que les interesan. Pero llega un momento que ese interés se
corta, en muchas ocasiones por los propios padres, que lo que quieren es que su
hijo se ponga a trabajar y a ganar dinero. La democracia tiene que preparar
para persuadir y ser persuadidos y muchas veces la violencia surge cuando falta
esto, cuando no se sabe exponer las demandas de forma inteligibles.
¿Qué le parece
que la filosofía esté cada vez más arrinconada en la educación?
Es
algo que está sucediendo en todas las educaciones; no es un problema de España
sino de Europa; en Inglaterra hace años que la filosofía no está en el
bachillerato, sólo Francia e Italia siguen dando relevancia a la filosofía,
porque en Alemania tiene relevancia pero en la Universidad. En los países
nórdicos por su puesto, nada de nada y sin embargo lo que hay es muchísima más
religión que aquí, porque enseguida el protestantismo soluciona todos los temas
morales. El problema real es que se pierda el humanismo, que tiene que ver con
los fines. Ahora, por ejemplo, estamos hiperinformados y tenemos medios
prodigiosos que si los comparamos con los que llevaba el James Bond de hace
años, nos da la risa. Pero no dejan de ser instrumentos que necesitan unos
fines. El caso de los terroristas, por ejemplo. Ellos también manejan los
medios, la bomba, el fusil… instrumentalmente saben hacer lo mismo que el
resto, pero vemos un abismo entre lo que ellos tienen como fines y los que se
supone que tenemos nosotros. Ahí está el debate y si no lo hemos preparado,
¿qué vamos a hacer? Pues cuando vengan los terroristas, meternos debajo de la
cama para que no nos pillen.
Pero
debatir o reflexionar sobre los fines no es lo más cómodo, lo más cómodo es
quedarse con los medios y dejar los fines al libre albredrío de cada uno.
Sí,
pero es un poco más absurdo. Imagínate que te compras un coche velocísimo, de
último modelo y te niegas a tener un mapa de carreteras o información sobre
gasolineras, es decir: yo quiero el coche, adónde vaya me da igual. Es
bastante absurdo. Hay una frase famosa de Von Braun, el físico nazi que hizo
las V1 y las V2 contra Inglaterra y que acabó en Estados Unidos haciendo todos
los cohetes especiales. Cuando estaba respetado como padre del programa
espacial norteamericano, alguien le preguntó si se arrepentía de las bombas
contra Londres y respondió: mi problema es el cohete desde que despega
hasta que aterriza, de dónde despegue y en dónde aterrice, me da igual. Esto es
un poco lo que se está fomentando.
¿Qué preguntas nos falta hacernos?
La
vida está hecha de preguntas. Todos constantemente nos estamos haciendo
preguntas instrumentales; de hecho casi todas las preguntas científicas, por
ejemplo, son preguntas para manejar el mundo. Pero si en vez de preguntarte qué
hora es, te preguntas qué es el tiempo; esa pregunta no va a tener ninguna
repercusión sobre tu vida, no va a cambiar, pero no te lo preguntas para saber
qué hacer sino para saber qué eres, porque estás hecho de tiempo. Las preguntas
de la filosofía no tienen respuesta, tenemos que aprender a convivir con ellas.
Además, son las preguntas que se han hecho los seres humanos siempre.
La acción funciona por esperanza. Dada la situación
del país, ¿no hay quienes, por no tener esperanza, están “condenadas” a la
inacción?
Condenada,
no; empujada. Hay gente a la que las circunstancias les ofrecen muchas
coartadas para no actuar. Eso en política es más claro: hay quienes dicen yo
intervendría en política, pero como no tengo estudios, como no… Son
coartadas frente a lo que hay que hacer, por eso condenado a no actuar no lo
está nadie. Lo que es verdad es que hoy se ofrecen muchas coartadas, de ahí que
triunfen los partidos políticos que dicen: usted no se preocupe, que yo
actuaré por usted. Otro caso: ¿por qué la gente confió en personas como Hitler?
Porque ofrecía una descarga a la gente en el actuar personalmente.
La historia ha demostrado que ese traspaso de la
carga es relativamente fácil de lograr…
Es
fácil y a veces, trágica.
¿Cómo es posible que el ser humano abdique con tanta
facilidad de lo que le es propio?
Fíjate
si esa pregunta viene de antiguo que el amigo de Montaigne, Étienne de La
Boétie en ese texto suyo tan famoso Contra uno, se pregunta precisamente
eso: ¿por qué a Calígula, hasta que se decidieron a tirarlo por la ventana, la
gente le obedecía?
Y en la actualidad, esa dejación podría entenderse
por una desafección con los políticos
Sí,
y a veces es una dejación exaltada. No es un haga usted lo que quiera,
sino un convencimiento profundo de que se está participando en algo glorioso.
Pero lo estamos viendo ahora que no hay tiranos; el entusiasmo por la sumisión
como una liberación.
En este panorama, ¿qué papel juega la cultura?, ¿no
podría elaborar un discurso subversivo contra esa dejación?
Cultura
humanística te refieres ¿no? Porque cultura es todo: la tortura, las bombas,
los misiles. Cultura es lo que hace el ser humano frente a la naturaleza: son
los versos de Petrarca y la bomba de Hiroshima. Por eso lo de humanística. Y
sí, sí que puede elaborar un discurso contra la sumisión, pero ese discurso
tiene que ser escuchado o leído. Mira, una de las primeras lecciones que
aprendes cuando te dedicas a la enseñanza es que tú puedes enseñar, e incluso
enseñar bien, pero aprender, aprende el otro y tú no puedes forzarle a
aprender. En lo que hablamos pasa lo mismo: tú puedes elaborar un discurso
contra la sumisión, pero ¿cuánta audiencia tienen los libros? Por eso uno lucha
por la educación, porque cuanta más haya más audiencia tendrán los libros
dignos de ser leídos o los discursos dignos de ser escuchados.
"Los dos adversarios fundamentales de la democracia son la miseria y la ignorancia..."; "...el entusiasmo por la sumisión como una liberación." Al año que comienza le pido...
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